1.- Constituir y dar vigencia al Bloque Nororiental de Colombia para que se conforme y pueda fortalecer la unión entre Santander, Norte de Santander y Arauca no solo constituye un propósito – varias veces expuesto e intentado – sino una actitud y conducta que hace años debiera haber tomado forma y hoy tener la consistencia de un anhelo ejecutado y en marcha.
Y, es importante resaltar y no minimizar esta situación, porque cuando otras regiones se unen y canalizan esfuerzos en procura de beneficios y progresos comunes entre sus integrantes, como de manera demostrativa lo hace Antioquia y comienza a captarse en la Costa, eso no sucede lo mismo aquí – sí, entre nosotros- ¿Por qué? Porque el celo, el afán del protagonismo individual y la desafortunada no concurrencia asociativa para dar aliento a las aspiraciones y a los deseos de trasformación y cambio en lo básico infraestructural y de servicios, nos mantiene aislados y sin la necesaria presencia y activa participación en los niveles nacionales de mayor prestancia y poder, como también es fácil constatarlo.
2.- Dialogando semanas atrás con Enrique Vargas Ramírez sobre esta temática, anotaba: “Eso debíamos tenerlo en marcha”. Carlos Sanclemente Orbegozo, una de nuestras figuras profesionales de mayor relieve, igualmente lo destacaba, recordando los empeños de varias décadas en el siglo pasado. Sé, además, que los comités Intergremial de Norte de Santander y de Santander sustentaron esos empeños, como así mismo lo promovieron los gobernadores Horacio Serpa Uribe y William Villamizar, en sus respectivos periodos y bajo la tutela de dar impulso al Gran Santander.
¿Qué pasó y disminuyó el impulso? ¿Por qué los encuentros y entendimientos entre los sectores públicos y privados siguen postergados y la plataforma de acción que fijaría pautas y gestiones por cumplir se mantiene en suspenso? ¿Qué piensa Arauca?
3.- Abdón Espinoza Valderrama, Alfonso Gómez y Argelino Durán Quintero- para aludir solo a Norte de Santander y Santander – en distintas oportunidades promovieron la conveniencia e importancia de dar cuerpo y vitalidad a esa mancomunidad de intereses, que desde la Colonia y particularmente en la Independencia referenciaban a los pobladores de estas fajas territoriales, que están llamadas a cumplir –desde esta esquina de la República – las tareas, que con ahínco, valor y perspectiva visionaria, nos enseñaron e indicaron, nuestros mayores.
¿Las Academias de Historia, las universidades, las Cámaras de Comercio, las entidades gremiales, profesionales, laborales y cívicas, en una gran convocatoria integracionista y trasformadora, no pueden hacer vibrar el sentimiento regional, en procura de una unidad revitalizadora y constructiva, para fijar criterios y los dirigentes políticos, asumir, la representatividad de estas acciones?
¿No es acaso, este momento, la oportunidad anhelada, por las especiales connotaciones y los obligantes y serios compromisos, que surgen entre nosotros mismos y ante los cambios y aperturas que hacia terceros países, cumplen, nuestros vecinos y se suceden a escala mundial?
JOSÉ NEIRA REY
Notas al margen