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CÚCUTA.- Guillermo Sanguinetti, Mateo Fígoli y Damián Malrechauffer, uruguayos al servicio del Cúcuta Deportivo, llegaron el 5 de abril al complejo tenístico Fabiola Zuluaga para acompañar a sus paisanos que empezaban la disputa del Grupo 1 de la Zona Americana de la Copa Davis.
Los futbolistas llevaron el termo del mate, lucieron vestimenta deportiva (pantalón corto y franela), saludaron, sonrieron, sufrieron con la derrota en sencillos y regresaron a casa. En la cancha, los tenistas daban lo mejor de cada cual para congraciarse con esos charrúas que tienen a la capital de Norte de Santander por casa.
Más de 50 horas después, cambió la postal. Los tenistas ocuparon una silla en la tribuna Occidental del estadio General Santander para ver en escena al cuadro motilón con los paisanos como titulares. Aquí el esfuerzo es colectivo, los aplausos se ganan en equipo y las críticas se reciben en lo individual.
Pocos minutos después de comenzado el partido, con Júnior como rival, Fígoli metió un zapatazo al balón, que tomó como ruta el arco barranquillero y abrió el marcador. Golazo en el coliseo de la Diagonal, como para recordarlo por muchas fechas.
Los tenistas Felder, Behar, Maresca y Salvatore, acompañados por el presidente de la Federación Uruguaya celebraron a rabiar ese gol, como celebraron cada punto que les arrebataban a Falla, Cabal, Giraldo y Farah. Hicieron suyo el logro personal de Fígoli y así se lo gritaron.
Luego llegó la calma. Momento para comparar ambientes. En la cancha de tenis el juez pide silencio y los aficionados callan, porque desconcentran a los jugadores. Una basura en el piso hay que retirarlo porque distrae a los deportistas.
En cambio en el estadio se vive el deporte. Los ‘indios’ de la tribuna Sur no paran de cantar, bailar y encender luces rojas. Los estribillos alientan a los futbolistas y los invitan a esforzarse al máximo para respetar la camiseta que les han dado por uniforme.
El ruido ensordecedor no los dejaría lanzar la primera bola, ni pegarle con la raqueta, ni hacer devoluciones, ni inventarse reveses, ni atacar la malla, ni procurar un clavado. En fin, con la ‘La Banda’ en los graderíos no jugarían. Por fortuna los muchachos no son amantes del tenis.
La atención devuelta quedó completa. Los uruguayos ‘motilones’ vieron perder a los australes (0-5) en el deporte blanco contra Colombia. Los charrúas visitantes vivieron la derrota rojinegra (1-2) contra Júnior. En eso quedaron empatados los paisanos.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
