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Miranda Reyes, María Elena Carvajalino y Dilia Mantilla no se cambiaban por nadie en el Palacio Municipal. Las tres formaron parte del público que vio de cerca y aplaudió a cinco de las mujeres más bellas del país. Las tres tuvieron la oportunidad de decirle unas palabras al oído a la Señorita Colombia. Las tres sintieron la voz y la piel de la beldad nacional. Cada una en un momento justo y por separado.
La vallecaucana Catalina Robayo Vargas llegó a la ciudad acompañada por la virreina Lizeth Carolina González Romero (Magdalena), la segunda princesa Tatiana Nájera (Bolívar) y la tercera princesa Diana Juliette Mina Tocora (Bogotá) para participar en el desfile ‘Moda y belleza por un propósito’. Como anfitriona actuó la señorita Norte, Dayana Delgado.
La sonrisa constante, la alegría contagiosa y el dinamismo radiante de las hermosas visitantes cambiaron por varios minutos el ambiente oficial y casi respetuoso que se vive a diario en la sede del gobierno cucuteño. Hubo entrada libre, música y pasarela.
La alcaldesa María Eugenia Riascos le entregó las llaves de la ciudad al presidente del Concurso Nacional de la Belleza, Raimundo Angulo, quién se sintió honrado con el homenaje y recordó que hacía cinco años no venía a la capital del departamento. Destacó la importancia de la zona de frontera.
– Es un honor recibir la llave que me va a permitir abrir las casas de los cucuteños – dijo en tono amable y agradeció al Comité Departamental el que cada año envíe a Cartagena a la representante de Norte de Santander.
Las reinas, a pesar del sol cucuteño de las 11:00 de las mañana, estuvieron animadas y prestas para saludar a cuanto admirador se lo pidiera. Y eso hizo Miranda Reyes, no mayor de 5 años. Corrió hasta donde Catalina Robayo, seguida por la mamá, posó a un lado, le tomaron foto y como ñapa se sentó en las piernas de la Señorita Colombia. Envidia entre los asistentes. La inocencia de los niños ganó otra batalla a la intrepidez de los adultos.
Raimundo Angulo hizo gala del humor costeño, al pedirles a las reinas que desfilaran sin importar los ardientes rayos y que se imaginaran que estaban en Cartagena. Ellas, vestidas de blanco y radiantes, obedecieron y se pasearon por la improvisada pasarela como si estuvieran en la noche de coronación.
Los cucuteños les agradecieron con palmas y palabras de admiración. Ellas, respondieron con besos al aire, guiños a la distancia, sonrisas al viento y pasos elegantes, contorneándose ante un jurado caluroso y extasiado por tenerlas tan cerca, tan al lado, a unos metros.
María Elena Carvajalino también llegó a la Alcaldía vestida elegante. Llevó el traje fucsia, que cruzó con la banda como la que tenían las visitantes, y en la cabeza lució la corona que la distingue como reina. Las amigas se tomaron fotos con teléfonos celulares, las grandes cámaras estaban ocupadas en las invitadas de honor.
Pocos notaron que entre esas señoritas bellas llegadas del Valle, Magdalena, Bolívar y Bogotá, estaba esta señora que bajó en buseta al centro de la ciudad para recordarles a los cucuteños que es la Reina del Adulto Mayor. También la pasó bien, así no le hubieran pedido autógrafos.
Catalina, Lizeth, Tatiana, Diana y Dayana al bajar de la pasarela recibieron un ramo de orquídeas lila en perfecta combinación con rosas rosadas. Otra sonrisa blanca de las mujeres que en ese instante recibían incontables miradas desde los pisos superiores del Palacio. Ninguna se perturbó, por el contrario, la alegría abundó en el patio delantero.
Los miembros del grupo Mi Ternura, de la tercera edad, aguardaron con paciencia el desfile, los homenajes, la lectura de los decretos, las palabras de la Alcaldesa y de Raimundo. Sentados observaron la belleza y cada cual hizo su comentario. Hasta que tuvieron el premio a la tranquilidad. Las reinas llegaron hasta ellos, los abrazaron, los saludaron, los besaron en medio de la emoción.
– La Señorita Colombia dijo que se sentía feliz con el adulto mayor, porque de ellos aprende mucho – atinó a recordar Dilia Mantilla, vocera de este grupo compuesto por habitantes de La libertad.
Por ser lo que son y lo que representan para el país, la alcaldesa expidió un decreto para cada una como reconocimiento a la labor que cumplen a favor de los colombianos. Entre el trabajo que deben llevar a cabo como reinas está el ayudar a causas sociales, y a Cúcuta llegaron para cumplir con ese mandato.
– Gracias por aguantar el calor por vernos – dijo la Señorita Colombia a nombre de sus compañeras – Es el mejor recibimiento que hemos recibido – afirmó y sonrió de nuevo.
Los súbditos, al borde del delirio, respondieron con aplausos. En medio del alboroto final por la partida a cumplir los demás compromisos adquiridos, las reinas salieron de la Alcaldía, subieron a una busetica blanca y se perdieron en la distancia. Muchos cucuteños no advirtieron que ese vehículo llevaba a cinco de las mujeres más bellas de Colombia y no tuvieron la dicha que hoy embarga a Miranda Reyes, María Elena Carvajalino y Dilia Mantilla que guardarán por mucho tiempo este momento y este recuerdo que hoy las hace sentir felices.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Fotos: MARIO CAICEDO
