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La Fundación V&C (Vergel y Castellanos) cobra recibos a millares de cucuteños que aún comparten pila pública, como en el siglo antepasado... Mientras posan de fundación caritativa y filantrópica. / Foto: hsbnoticias.com

SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS. Quinta. “Tengo sed”

Juan. 19,28.

Todos sabemos de la fuerza que tiene la sed como necesidad profunda del organismo. Es de las sensaciones que desesperan, de las sensaciones que abruman por completo a los demás sentidos y hasta a la conciencia. Quizá, con esa sed viven los habitantes del asentamiento La Fortaleza, que llevan 10 años pidiendo la legalización del sector donde viven. La misma sed con la que la Fundación V&C (Vergel y Castellanos) cobra recibos a millares de cucuteños que aún comparten pila pública, como en el siglo antepasado… Mientras posan de fundación caritativa y filantrópica.

Tener sed es de las sensaciones más agobiantes que puede vivir un ser humano. Tener sed es tan desesperante que obliga a los dadivosos a crear bonos de agua, como lo hizo Alberto Carrasquilla, en 2003 y 2007, cuando era ministro de Hacienda del excelentísimo y eterno presidente Álvaro Uribe Vélez. La cifra ascendió a la nada depreciable suma de $ 440.000 millones, de los cuales nueve municipios de Norte de Santander se vieron afectados. Ocaña, Los Patios, Ábrego, Cácota, Chitagá, Convención, La Playa, Teorama y Villa del Rosario se endeudaron entre los $ 2000 millones y los 7000 millones, siendo este el caso de Ocaña. Municipios que hoy siguen con sed y sin alcantarillado, situación complicada que los deja en un panorama desolador y sin saneamiento básico, por lo menos para un futuro inmediato. (Ni que decir de La Guajira)

Santa Teresa de Calcuta tuvo una experiencia mística profunda con esta palabra. Fue tal el impacto en su corazón al oír a Cristo decir: “tengo sed”, que se propuso que todas sus misioneras llevaran por el mundo este mensaje, enseñando que la sed de Cristo es recordar cuál era esa meta que lo movía, recordar la sed Cristo es recordar toda su misión en la tierra, recordar la sed Cristo es recordar la dirección fundamental de su corazón, que tiende a la gloria del Padre.

Palabra e intensión que olvida a diario nuestra clase política, a quienes los nueve solo la avaricia, el ansia de poder y el enriquecimiento ilícito, sin importar que miles de cucuteños tienen sed. Sin medir las consecuencias de financiar sus campañas y sus bolsillos con el dinero de “apenas” los estudios del Embalse del Cínera y del Acueducto Metropolitano. Mientras tanto, niños de primaria en la vereda El Tabiro, en Ricaurte, en Filo Gringo, en San Pablo, en Las Acacias estudian con sed.

Podríamos responder tan solo con darnos cuenta que las necesidades de la ciudad son múltiples, pero nuestra clase política se empeña en ocultar las más profundas y mostrarnos las más superficiales y, aun así, no tienen voluntad de solucionarlas. Para ellos es más fácil posar de filántropos, es más fácil mostrar que a los necesitados se les lleva una caridad cuando más les urge, una frazada, agua potable y unos alimentos en una situación difícil, como la que vivimos y que lo vea el mundo. Pero les cuesta entender que la sociedad necesita descubrirse como personas, tener educación de calidad, tener un sistema de salud que no esté lleno de trámites. A la sociedad debe dársele la posibilidad de descubrir su dignidad como persona mediante la educación y la igualdad, y no viendo cómo los poderosos se posan sobre sus necesidades y crean dependencia de la migaja que les pagan. Esas son necesidades ocultas y burladas, como burlaron la sed de Cristo en la cruz. Ese es el problema de olvidar la sed de lo profundo, que solo vivimos con la sed de lo superfluo.

Es abril, y necesitamos el agua como todos los días. La semana pasada clamamos por lluvias para menguar el humo que tanto nos preocupó. Necesitamos las lluvias para que el agonizante río Pamplonita respire y para que de los cultivos broten frutos. Necesitamos las lluvias como Cristo necesitó agua en el calvario. Es abril y aun no tenemos lluvias mil.

MARIO CAICEDO

Fotógrafo

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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