BOGOTÁ.- Norte de Santander, con el 34,9 por ciento del área sobreutilizada, ocupa la novena posición entre los departamentos con mayor parte del suelo afectada por el ganado y los cultivos. El ranquin, entregado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, lo lideran Caldas, Risaralda, Tolima, Santander y Boyacá.
Según el Igac, la sobreutilización de los suelos aumenta la vulnerabilidad de que se presenten derrumbes y deslizamientos. En varias ocasiones, el instituto ha informado que el 18,7 por ciento del país, es decir más de 21,3 millones de hectáreas, está conformado por territorios susceptibles de presentar derrumbes, deslizamientos o eventos de remoción en masa.
Así lo establece el mapa de susceptibilidad y amenaza de Colombia, elaborado por el Igac y el Ideam, el cual revela que 26 departamentos deben estar bajo la retina latiente de las autoridades, porque cuentan con zonas montañosas y de altas pendientes, y en donde la precipitación es un común denominador.
Juan Antonio Nieto, director general del Igac, vuelve a prender las alarmas por un factor que puede incrementar la ocurrencia de derrumbes y deslizamientos: la sobreutilización de los suelos, causada por la sobrecarga excesiva y desmesurada de las actividades agrícolas y pecuarias.
Estudios de la entidad muestran que el 16 % del país cuenta con suelos ‘enfermos’ por la sobreutilización agropecuaria, porcentaje que abarca 18,2 millones de hectáreas. Veinte departamentos deben estar bajo la retina pública, porque, además de contar con gran parte del área con estos suelos, son vulnerables a los derrumbes y a las inundaciones.
Norte de Santander, con el 34,9 % del área sobreutilizada, se ubicó en la novena posición, con 761.000 hectáreas. El 90 % de los 40 municipios tiene, por lo menos, el 25 % del área con este conflicto. Los más críticos son Gramalote (70 %), Durania (68 %), Santiago (67 %) y Cáchira (63 %).
El Igac indicó que las zonas montañosas del norte, centro y suroriente del departamento, cuentan con suelos catalogados bajo amenaza por presentar derrumbes. Entre tanto, las áreas aledañas a los ríos Táchira, Margua, Zulia, Pamplonita, Sardinata, Río de Oro, Catatumbo y Tarra, son las más vulnerables a las inundaciones.
Los 10 primeros departamentos con mayor área sobrecargada por la actividad agropecuaria son Caldas (54,4 %), Risaralda (46,6 %), Tolima (44,5 %), Santander (43,2 %), Boyacá (42,5 %), Sucre (39,5%), Huila (38,1 %), Antioquia (34,9 %) y Cundinamarca (33,3%).
“La mayoría de las zonas montañosas de estos departamentos albergan ganado y cultivos, usos que no deberían implementarse. Este panorama ha generado que los suelos se compacten y pierdan su capacidad de resiliencia, lo que incrementa la probabilidad de que se presenten movimientos en masa”, advirtió Nieto Escalante.
Al quitarle la capa vegetal al suelo para estas actividades, queda desprotegido, lo que aumenta la inestabilidad del terreno. El conflicto de uso también perjudica a las zonas aledañas a los ríos.
Para minimizar los efectos de las lluvias, los esfuerzos deben estar enfocados en las zonas de montaña y mucho más en aquellos que cuentan con suelos afectados por la actividad agropecuaria no controlada en zonas de alta pendiente.
El funcionario aconsejó aplicar varias prácticas de manejo en los suelos colombianos, y así mitigar la ocurrencia de derrumbes y deslizamientos:
1.- Incrementar los sistemas forestales, agrosilvícolas y silvopastoriles en las zonas montañosas
2.- Controlar la escorrentía mediante zanjas de ladera, trabajar cultivos en contorno y utilizar franjas con vegetación densa, con el fin de disminuir la velocidad del agua y que se fomente la infiltración
3.- Proteger los suelos con cobertura vegetal de residuos de los cultivos, lo que logra menguar la acción destructora de la lluvia
4.- Evitar la compactación de los suelos, la cual es causada especialmente por la explotación ganadera o por el uso indiscriminado de maquinaria agrícola
5.- No es recomendable el uso de labranza en sentido de la pendiente. Esta debe efectuarse de manera conservacionista (labranza reducida, mínima o de siembra directa) en pendientes menores al 30 %.
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