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En territorio colombiano conviven 54.871 especies registradas, con 3625 exclusivas, 66 aves, 1500 plantas, 367 anfibios endémicos (únicos en Colombia), 115 reptiles, 34 mamíferos y 1543 orquídeas, 7432 vertebrados. / Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co

PÁRAMO DE SANTURBÁN: Delimitación, a una escala muy lejos de la realidad

CÚCUTA.- “Es difícil leer entre líneas lo que se publica en la censura”, replicó el médico al coronel Gerineldo Márquez, mientras ojeaba el periódico dominical y esperaba la carta de jubilación de la guerra, en el único lugar de Macondo donde llegaba el correo. Ese realismo mágico, del único premio nobel de literatura colombiano, el que deslumbra destellos de realidad absoluta.

El movimiento de la sociedad es un espejo. El acceso a la información y la participación activa sobre temas de interés se toman otro tipo de  escenarios, entre los que aparecen los virtuales. Abriéndole espacio a la campaña negra, una táctica practicada en los gobiernos y que perfeccionó en el 2010 de J.J. Rendón, aquel pulpo de la desinformación en Latinoamérica.

Uno de los asuntos con mayor relevancia en la última parte del siglo para el país es la importancia del cuidado del medio ambiente y la protección de los recursos naturales.  Concediéndole al sector político tradicional la salida al sostenimiento kafkiano del statu quo, en el que la eficacia es desgastar al ciudadano en vueltas interminables con la legalidad.

Colombia, país en el que los gobernantes disipan los esfuerzos en ofertar modelos extraídos de sociedades subdesarrolladas, que en su contexto resultaron positivas, pasa por alto las oportunidades que ofrece el territorio, el segundo con mayor biodiversidad del mundo, según informe de Colciencias presentado en septiembre.

En territorio colombiano conviven 54.871 especies registradas, con 3625 exclusivas, 66 aves, 1500 plantas, 367 anfibios endémicos (únicos en Colombia), 115 reptiles, 34 mamíferos y 1543 orquídeas, 7432 vertebrados: 479 mamíferos, 1889 aves, 571 reptiles, 803 anfibios, 2000 peces marinos, 1533 peces dulceacuícolas y 197 aves migratorias. Hay 30.436 especies de plantas, 32 biomas terrestres y 314 tipos de ecosistemas.

Lo cubren 36 complejos de paramos, en la mayoría conectados en la cordillera de Los Andes y en la Sierra Nevada de Santa Marta, más de dos millones de hectáreas, que equivalen al 3 por ciento de la superficie del país. Lo que representa en aportes, el 70 por ciento de abastecimiento en agua potable.  

Un panorama alentador para cualquier gobierno que su política de protección al medio ambiente, sea el blindaje total de los recursos naturales. A la que los vacíos no le llenen de licencias de minería basados en alianzas burocráticas. Una realidad lúgubre para el país que decanta en el sopor de la sociedad.

Es por esto que una de las labores del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible debe ser convergente a la conservación del planeta para  la preservación de futuras generaciones. Los páramos son la vida en el planeta, la extracción de minerales de manera indiscriminada para beneficio de unos pocos, sin tomar en cuenta a la población, replica en el problema histórico de Colombia: la desigualdad social.

LOS ÁNIMOS SE CALDEAN

La mañana tranquila, helada, registra 20 grados de temperatura en el clima regional. El territorio nortesantandereano se viste de patriotismo por los recursos naturales y se cita, en un principio, en el coliseo de la Universidad Francisco de Paula Santander, epicentro académico activo de la ciudad.

Con un mínimo de seguridad estatal se cumplió el traslado, sin previo aviso, al auditorio del cuarto piso del edifico de posgrados. Comenzó la jornada de rechazo y desconocimiento del Ministerio hacia los asistentes, que en un comienzo rebosaban el lugar, pero que la apatía de los voceros oficiales provocó la desintegración del quórum.

Dos telones negros colgados del último piso del edificio, uno con el epígrafe  ‘Santurbán somos todos” y  otro, “Santurbán prohibido olvidar”, ataúdes grises y una cruz negra en referencia a cada especie muerta y río seco por la contaminación minera, adornaban la presentación del informe de delimitación del páramo.

Uno a uno de los expositores camina a la mesa principal. El director de Corponor, el delegado de la Procuraduría, el secretario de Planeación de Cúcuta, el viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Ausentes, el ministro Luis Gilberto Murillo y el alcalde César Rojas.

No había espacio para las galanterías y las presentaciones no se hicieron esperar. Sabias palabras del secretario de Planeación: “No comparto tu opinión, pero daría la última gota de sangre porque la expusieras”, dijo al minimizar la expresión simbólica por el respeto a los recursos naturales, a un simple hecho de desinformación de universitarios.

En cumplimiento de la Sentencia T-361, de la Corte Constitucional, el 30 de mayo del 2017, la fase de delimitación del páramo, a cargo del instituto de investigación en recursos biológicos Alexander Von  Humboldt, recibía voces eufóricas en contra. El estudio fue elaborado con las inmensas garantías que ofrece la comodidad de un escritorio capitalino.

La delimitación es el proceso que debe garantizar a la población civil la protección del territorio; delinear que área debe ser custodiada como premio de guerra; aclarar de una vez que no se debe explotar minerales en zonas protegidas. La fase, que no contó con total trasparencia y participación, se convirtió en el lazo de tirar de los asistentes.

“Aunque nos expusieron la delimitación del páramo, nunca nos invitaron a construir un mapeo regional para saber si estábamos de acuerdo. Solo nos dijeron que estaba hecha la delimitación”, comentó un asociado y calificó de bochornosa la actitud del ministro al no hacer presencia en la etapa de socialización.

Saltó a la palestra el viceministro. Al galante oficial su pasividad frente a los asistentes casi le juega una mala pasada. Al saboreo de una menta y el suspiro atragantado de respuestas sin sentido, recibió recriminaciones. “El páramo no se toca, no puede ser negocio”, dijo otro asistente, de 70 años, sombrero amarillo y gafas oscuras.

Sin la salida inconcebible del vocero, el actor principal en el paroxismo del día, el grupo ‘Juventudes unidas por la sostenibilidad del planeta’, pasó a escena. En fila india, frente a la instaurada mesa toman posición con bombo y redoblante. Las arengas tienen como objetivo principal visibilizar una voz de rechazo en contra de los procesos unidireccionales de la delimitación del páramo en las regiones afectadas.

Los resultados de la primera fase en la sentencia que obliga a consensuar una salida fructífera a la explotación minera causaron molestia y desconcierto. Aún no se sabe si la metodología es coherente, pero los resultados no fueron los mejores. Para la muestra la mínima asistencia en el auditorio de organizaciones y gremios empresariales de la región.

La contraposición es  inmediata al paso del cronograma, la reversibilidad a las decisiones expuestas no espera.  El descontento acelera los reproches, al paso de una banda marcial y al mejor estilo de las barras bravas amantes del fútbol, el grito de ayuda del páramo se escucha. Arenga tras arenga se pierde el comportamiento de confiablidad para el Gobierno.

Con el rechazo total a las acciones hechas por las instituciones encargadas se dio final a la jornada de exposición de resultados. Una que se hizo  a una escala 1:10.000, como dijo el subdirector del instituto Humboldt. Lejos de la realidad local que se degrada y pierde temporalidad y amenaza con la extracción de la fuente de vida.

Un proceso que debe tener en cuenta a la población civil, conocer su contexto y ofrecer garantías  basadas en la preservación de los derechos fundamentales que otorga la Constitución Política de Colombia, el derecho a una vida digna: un derecho que no vende ni se negocia.

ANDERSON SALINAS

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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