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OPINIÓN. ¿De qué es culpable Donamaris Ramírez?

CÚCUTA (Vía Facebook).- Es culpable, podría decirse, de no haber llegado antes a la Alcaldía y así no habría encontrado una ciudad tan destartalada, endeudada y poco proyectada hacia el futuro próximo. Ni mucho menos tan desordenada y con unos ciudadanos como nosotros tan poco comprometidos, que criticamos, pero no queremos nuestro terruño, haciendo o queriendo que lo ilegal se convierta en legal en aras a que el desorden y la anarquía sigan reinando en ‘La Perla del Oriente’.

Es culpable, puede ser, de haber gestionado recursos para hacer inversiones en educación durante estos casi tres años de administración por el orden de $ 661.000 millones, haciendo de los colegios públicos de la ciudad instituciones dignas, con aulas modernas y dotadas, recuperando o construyendo baterías sanitarias que permitan mayor comodidad para los jóvenes en las jornadas educativas. Pienso que debemos culparlo de eso,  y señalarlo por ser el responsable de esos logros.

Que nunca en tantos años se haya invertido tanto en educación, esa culpa sí puede ser de otros o de nosotros, los cucuteños, que criticamos siempre entre hacer lo bueno o lo mejor y no terminamos haciendo ni lo bueno, ni lo mejor.

Pero para ser un poco más duros con el Alcalde, sugiero que lo culpemos por efectuar a la fecha inversiones en salud por el orden de $ 726.000 millones, logrando mejorar el nivel de atención de las unidades básicas de Imsalud y proyectándolas como lo hizo con la unidad básica de La Libertad a una unidad materno infantil que no le envidia nada a una clínica privada; así como también el proyecto de llevar el Policlínico de Atalaya a un próximo  centro de trauma.

De eso hay que culpar al Alcalde y señalarlo. Pero no es culpable de haber encontrado infraestructura en salud en detrimento patrimonial por años, donde se habían construido ciertos servicios y no se habían puesto en funcionamiento, situación que venía presentándose hace más de seis años. De eso son culpables otros, o tal vez nosotros, como ciudadanos.

El culpable de los huecos en la ciudad, un paisaje lunar tenía la ciudad hacia finales de 2011, recuerdo vías principales ahuecadas, qué pena por Dios, $ 116.000 millones ha invertido el municipio en la administración de Donamaris Ramírez, mejorando la movilidad, principalmente en troncales por donde se desplaza el trasporte público. Inclusive, de eso, de mejorar las vías de la ciudad, debemos culparlo. Se ha hecho mucho en pavimentación, pero falta mucho por hacer.

Hay que culparlo, definitivamente, por habernos cambiado los hábitos dominicales promocionando hábitos saludables en familia, pues en compañía del IMRD la práctica de la ciclo vía, salir en bicicleta y ejercitarse divirtiéndose en familia se ha vuelto no una práctica ocasional, sino por el contrarios un habito de ciudad, para lo cual se invirtieron más de $ 5.000 millones en el nuevo Malecón, que ahora se llama Malecón 300 años.

Pero si de algo es realmente culpable el Alcalde, es de invertir mucho tiempo, de dedicar mucho tiempo visitando colegio por colegio de la ciudad. Todas las mañanas, de madrugada, va a un colegio en específico, comparte con los alumnos, los personeros, los profesores, los rectores y, mejor aún, los padres de familia, revisan la seguridad del entorno de los colegios, proyectan inversiones, compromete a los padres a no solo enviar los hijos al colegio y, sobre todo, compromete a los jóvenes a seguir con la educación, a ser cada día responsables y  a ser mejores ciudadanos. De eso sí es culpable, muy culpable.

Realmente, me pongo a revisar y el prontuario es inmenso. Tendría que  extenderme mucho y los aburriría  si escribo todas las culpas del Alcalde, como lo invertido en seguridad y entregado a la Policía Metropolitana por $ 10.000 millones, como la gestión con más Familias en Acción y el alimento que se entrega a diario en escuelas y colegios públicos.

Sé que aquel que no guste del Alcalde, o aquellos críticos ambliopes de la administración, dirán, claro, no habló de las 20.000 viviendas, que muestren dónde están. Entonces, los invito a recorrer los proyectos de viviendas nuevas que han involucrado con su entorno y con las más de 20.000 soluciones una inversión de $ 232.000 millones del municipio, porque una solución de vivienda no es solo vivienda nueva, también está la legalización de barrios y la escrituración de lotes.

Pero al final las culpas del Alcalde quedaran allí con los letreros, aquellos que muchos no aceptan pues cuando ven las obras dicen que igual era obligación hacerlas.

Quiero declarar hoy culpable al Alcalde por entregarnos en tres años una ciudad diferente a la que sus antecesores nos sumergieron y le pido a Dios que el que llegue a sucederlo no les regrese la ciudad a los de antes.

Le confieso, me dijo un amigo en el parque Colón la semana pasada, que no pensé que Donamaris hubiera hecho tanto, pero es que se la pasa tomándose fotos cuando inaugura las obras. Le contesté, si las obras no llevaran el nombre del que las hace, jamás hubiéramos sabido de Da Vinci.

Es por eso que leyendo la columna de Jeremías, en La Opinión la semana pasada, confieso que mucha razón tenía el hoy exconcejal Pedro Durán, cuando en octubre de 2000, escribía sobre Donamaris Ramírez. Dijo que era “una necesidad histórica”. En un artículo publicado  en el suplemento cultural Imágenes escribió que lo mejor que le podía pasar a Cúcuta era que Donamaris fuera alcalde y afortunadamente pasó. Dios Bendiga.

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ FERRER

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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