1.- Entre las múltiples y variadas temáticas que los gobiernos de Colombia y Venezuela tendrán que considerar y evaluar, de manera primordial y urgente, el de los derechos de uso – para habitantes y domiciliados en las zonas fronterizas – y el de la definición de la zona bilateral que enmarque lo más estrictamente fronterizo, así como la correspondiente descentralización administrativa, que permita accionar y desarrollar ágilmente lo alusivo a la aduanero, lo concerniente al comercio exterior y al tránsito de personas por los puentes fronterizos.
La detención de personas, por presunto contrabando y por cuantías mínimas o domésticas, son casos que ameritan pronta intervención de las cancillerías, al igual que lo concerniente a la definición del área o zona para el tránsito de personas y vehículos, porque unos límites fronterizos, como los de un rio, que tiene dos riberas y exige atención para las dos.
2.- Anotamos todo esto porque está faltando mayor acción y coordinación de esfuerzos y tareas de las autoridades inmediatas fronterizas de los dos países y de las organizaciones o asociaciones que manejan lo formal y privado, de las relaciones.
3.- Además, las Academias de Historia de los dos países, que bien conocen el proceso histórico de los dos Estados, en una conjunción de amistad y de trabajos impulsores de realidades, bien podrían desarrollar y cumplir una gran labor al explicar y proyectar gestiones e iniciativas que adelantaron y quisieron cumplir quienes han servido a la causa de las dos naciones. Una proyección histórica y unas evaluaciones sobre lo que falta cumplir para mejor y mayor armonía entre Colombia y Venezuela es algo importante y de incuestionable trascendencia. Esto, más la conveniencia de conjugar acciones de convergencia y labor compartida, como bien podrían ser los parques industriales y tecnológicos, las zonas francas especializadas y las zonas aduaneras especiales, con el fin de generar las urgentes fuentes de empleo y ayuda a los miles de personas sin ocupación y pertenencia laboral y productiva, es un algo inaplazable, porque quiérase o no, gústenos o no, por siempre, Colombia y Venezuela, por su vecindad y colateralita, estarán unidos. Y eso proyecta y genera una visión de conjunto, que compromete y abre horizontes. Igualmente, los medios informativos- de una y otra parte y todos los periodistas de estas áreas de integración y contacto, incuestionablemente, son los agentes que deben dar cabida – en sus informes y relatos – a empeños y tareas que ayuden a forjar las bases y los sustentos de lo que debe ser la verdadera interrelación entre Colombia y Venezuela, que si se unen para adelantar labores compartidas o conjuntas y abiertas al mundo internacional, es mucho lo que se puede lograr y para beneficio bilateral.
JOSÉ NEIRA REY