CÚCUTA.- Corría 1968, año en el que ‘se encendió la llama del cambio’ en el mundo. En Cúcuta se entregó la fuente luminosa del Club de Leones, un bus de Trasportes Bolívar se accidentó en Peñas Blancas, se organizó la primera Feria Internacional de la Frontera y entró en servicio la segunda pista del aeropuerto.
En medio de ese cúmulo de informaciones pasó inadvertida la protagonizada por el soldado Jorge Antonio Castrellón y su compañero recluta. Hoy, 56 años después, recuerda con nitidez lo ocurrido y que no mereció titular en las primeras páginas de los periódicos locales.
- Cuando prestaba el servicio militar era ayudante de la grúa y nos mandaron a buscar el cañón a Obras Públicas, en San Mateo, y lo trasladamos hacía acá.
Desde entonces, el cañón está en el ahora barrio 28 de Febrero. Hace parte del complejo histórico, complementado con la columna que recuerda la batalla (1813) que sostuvo Simón Bolívar contra las tropas realistas de Ramón Correa. En el ejército patriota, dos combatientes perdieron la vida y 14 resultaron heridos. Valdría la pena poner una placa a la memoria de esos héroes caídos en combate.
Los militares recorrieron la ciudad y lo descargaron en el cerro. Antes, estaba en otra posición. En la última adecuación del monumento se decidió que quedara como se observa, apuntándole a la ciudad en señal de protección, como ocurrió en aquel victorioso día.
El lugar no ha perdido el nombre. Primero, era un sector del barrio Loma de Bolívar, denominado así para mantener la memoria del paso del Libertador por Cúcuta. Luego, por iniciativa de los habitantes y en busca de identidad se propuso que lo constituyeran en barrio. El Concejo acató la sugerencia.
- El sector ha mejorado. Se ha reformado bastante. La gente viene por la vista panorámica de la ciudad.
Desde arriba, se ven los edificios que engalanan a la capital de Norte de Santander. Los techos aparecen en primer plano. No alcanzan a verse las calles que recorrió Jorge en taxi durante 24 años y en bus urbano, 4 años. La licencia de conducción la obtuvo mientras pertenecía al Ejército.
En su época había pocos carros y los recorridos no eran difíciles. Ahora, dijo, al frente del volante de los vehículos de servicio público hay gente inexperta y los choferes viven en contantes batallas por completar el diario.
Jorge Antonio no sabe cómo llegó el cañón a la ciudad. Solo tiene en mente que ayudó en el transporte. La placa puesta en la parte inferior del pedestal aclara la duda.
- El Concejo Municipal de Turbo como homenaje al Dr. Virgilio Barco Vargas, ministro de Obras Públicas, obsequia al municipio de Cúcuta el cañón más grande que existe en el puerto.
RAFAEL ANTONIO PABÓN