El amor por el deporte se lo despertó el ciclismo. Iba al estadio con el sueño de estar en algún momento cerca de su querido club. Vivió una Copa Libertadores y de paso se ha convertido en uno de los sicólogos más importantes de Colombia. Carlos Gutiérrez habló de los comienzos con el Cúcuta, el paso por Deportivo Cali, la influencia en otros deportes y la actualidad en Independiente.
¿Desde cuándo el amor por el deporte y la sicología?
– El amor por el deporte nació a los 9 años, cuando empecé a practicar el ciclismo en el proceso llevado por la Federación Colombiana. El club era Cicloatalaya, que dirigía el profesor Hermes Castaño. Lo practiqué hasta los 21 años. Al mismo tiempo me gustaba el fútbol y mi hermano me llevaba al estadio General Santander para ver los partidos del Cúcuta Deportivo. El amor por la sicología nació cuando fui ciclista. En muchas ocasiones pude comprobar la importancia de tener un preparador mental, además de uno físico. Desde ahí vi la necesidad y me visioné como sicólogo enfatizado con deporte.
¿Qué recuerda de la infancia?
– A mis amigos del barrio y los compañeros de ciclismo, cuando comenzaron los viajes para competir en diferentes ciudades. Estudié en el Colegio Cooperativo Calasanz de Atalaya y dejé muchos amigos. A mis familiares cuando jugaban en la casa y cuando viajaba con ellos. Todos esos recuerdos son parte de una bonita infancia.
¿Fue duro el proceso para iniciar en la sicología?
– Uno de los objetivos trazados desde que era deportista era ser psicólogo, luego especializarme en deportes. Trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, eso era lo difícil. Tenía compromisos con mi hogar, con mi hija, luego llego mi segundo hijo. Pero contento de estudiar la carrera que había anhelado y sabía que luego iba a proyectarme para estudiar sicología del deporte. Me fue bien durante la carrera, fui aplicado, no habilité ninguna materia, buen promedio y me esmeraba por dar lo mejor.
¿Qué recuerda de su primer día en el trabajo?
– Fue bonito, porque era hacer lo que había soñado. Sabía que era a lo que me iba a dedicar toda mi vida, a tener esta pasión, ese amor con lo que me había preparado y así darle el mejor aporte al deportista. Vino la época de trabajar en el fútbol, también un sueño, esperaba la oportunidad de trabajar en el Cúcuta Deportivo. Dios me permitió vivir y aportarle al equipo del cual soy hincha y darle todo lo aprendido en la sicología aplicada al deporte.
¿Es cierto que vivió la época del Cúcuta Deportivo 2008 en el inicio de la carrera?
– Sí. Comencé a trabajar en el Cúcuta, en el 2008, tuve la oportunidad de vivir la Copa Libertadores. No fue fácil entrar al club. La primera vez que llevé mi propuesta junto a mi hoja de vida me dijeron: “No nos llame, nosotros lo llamamos”. Lleve cinco veces la propuesta de trabajo y nunca tenía respuesta. En ‘Goles en paz’ conocí al presidente del club, me invitó a darle una charla al equipo antes de un juego determinante, compartí con ellos en el bus, me permitieron estar en el camerino y en el intermedio del partido. Luego, me dijeron que fuera a firmar contrato y después de cinco intentos fallidos iba a trabajar en el Cúcuta Deportivo.
¿Era más fácil trabajar con los jugadores o era complejo llevar a cabo el trabajo sicológico?
– He contado con la fortuna tener al lado grandes profesionales que me identifican como uno de ellos. Cuando les presenté los proyectos, bien elaborados, ejecutados y planificados a nivel científico, los jugadores se convencieron de que es un trabajo importante. He contado con la suerte, en 11 años, de tener credibilidad y desarrollar lo relacionado con la sicología del deporte. Los jugadores están atentos a cada intervención. Les ofrezco sicología moderna, trabajo directamente en el campo, laboratorio y consultorio, también neuroentrenamiento. He contado con grupos profesionales en los que los directores técnicos me han brindado espacio y lo hacen de la mejor manera.
¿La hinchada, el rival, son puntos a favor o en contra a la hora de preparar al jugador mentalmente?
– Cuando un jugador está preparado mentalmente para tener buena focalización interna y externa de la información no es tan relevante que esté el público o no, porque va a estar con la atención puesta en lo relevante que es la práctica de fútbol, los 10 compañeros, los 7000 metros cuadrados donde juega, la pelota, los jueces, los 11 rivales y las palabras del cuerpo técnico. Va a ser selectivo con los estímulos que recibe para llevarlos al cerebro y ahí sí tener su proceso. Hoy, se ha desmitificado con estadísticas el tema de la localidad. Ahora son más clubes visitantes los que logran resultados.
Los deportistas tienen altas y bajas. En los momentos de dificultad, ¿qué trabajo se desarrolla para fortalecerlos?
– Al deportista hay que prepararlo para todo lo que puede enfrentar durante la temporada, para que los resultados salgan bien o sean diferentes a lo planeado. Ahí es cuando empezamos a trabajarles la capacidad de reponerse a la adversidad; también, todo el manejo emocional y la inteligencia emocional. Los deportistas necesitan saber cómo afrontar cualquier resultado que puede presentarse. Cuando gana es el mejor, cuando pierde se va en coche fúnebre. Hay que ser mesurados, tanto en la victoria como en derrota y centrarse en el ahora. Esa es una de las ramas fuertes en la sicología.
¿La manera de trabajar un futbolista y un gimnasta es distinta?
– Cada deporte tiene sus particularidades y genera una demanda de habilidades cognitivas diferentes. El fútbol es colectivo y la gimnasia es individual. Con eso hay diferencia. Los planes son diferentes, quizás lo que demanda la gimnasia puede llegar a ser diferente en el grado de dificultad que se necesite con respecto al fútbol o al tenis. Hay que conocer el deporte, las reglas, cómo se juzga, los entrenamientos. Es vital ir de la mano con cada director técnico, preparador físico, médico y todo el entorno de cada disciplina. Uno tiene que efectuar una contextualización del deporte y tiene requerimientos especiales, identificar cuáles son las prioridades para trabajar desde la parte mental y por eso es diferente trabajar fútbol y gimnasia.
¿Qué tanto aportó Jairo Ruiz en combinación con sus campos para lograr lo que es Jossimar Calvo?
– Es el mayor formador, el entrenador que durante 42 años ha venido con la formación de campeones. En una disciplina que no conocíamos en Colombia y menos si no se hubiera logrado como lo que se ha obtenido si no fuera por el profesionalismo y la visión de Jairo Ruiz Casas. Un hombre incansable en el trabajo, cada día trata de perfeccionar los sistemas de entrenamientos. Le ha aportado al deporte gracias al poder de convencer. Me brindó su espacio para trabajar por tantos años y adelantamos trabajos con los que teníamos a Jossimar Calvo en juegos Olímpicos.
¿Cómo vivió usted la muerte de la mamá de Jossimar? ¿Cómo fue la preparación para levantarlo de esa caída anímica?
– Pondría a Jossimar Calvo en una palabra, resiliencia. Esa palabra significa la capacidad que tiene para levantarse a pesar de la adversidad y no fue la excepción. Me sorprendió que cuando falleció la señora Nohora, estábamos a nueve días de ir a los Juegos Centroamericanos. A las 8:30 de la mañana, del día del funeral, lo vi entrar al gimnasio para entrenar. Esa fue una demostración de profesionalismo. Manifestaba que lo quería ver competir y así fue, viajó a Barranquilla y tuvo la fortaleza de hacer parte de la selección. El 22 de julio, día del cumpleaños, se conjugaron varias emociones y no salieron las cosas bien. Se hizo el trabajo mental fuerte y el resultado fue la participación.
¿Cómo fue trabajar con Lucas Pusineri y lograr el ascenso del Cúcuta en 2018?
– Recuerdo ese 7 de enero, cuando conocí a Lucas Pusineri. Al terminar el entrenamiento nos presentamos, me invitó a darle una vuelta a la cancha y a comentarle mi metodología en la sicología moderna, cómo aplicaba el neuroentrenamiento en el fútbol. En fin, dimos 12 vueltas a la cancha y ahí me propuso hacer parte del cuerpo técnico. El presidente del club accedió y empezó esa aventura que finalizó con el ascenso. Éramos un gran equipo, se hizo equipo primero, luego familia y así se consolidó la idea que dio frutos hasta el final.
¿Qué recuerda del paso por Deportivo Cali?
– Fue un regalo de Dios estar tanto tiempo en el Cúcuta y luego recibir la oferta de Lucas para trabajar en esa institución, que en lo organizacional es de lo más importante en Colombia. La verdad es que hubo respaldo de jugadores, cuerpo técnico y directivos. Con buena disposición pude desarrollar lo planificado. Haber disputado y ser protagonista con el Cali es una enseñanza que me deja esta pasantía.
¿Cómo fue la adaptación al grupo en Independiente?
– Llegué el primero de enero a Buenos Aires.Al otro día llegamos al predio donde entrena Independiente. Los directivos y el profesor hicieron la presentación del cuerpo técnico y a partir de ahí empezaron a efectuarse varios test para las habilidades cognitivas y cuando comenzamos a trabajar en campo, me le presenté a los chicos. Les mostré el programa, les hablé sobre la sicología del deporte moderno y comprendieron la idea. Fue una experiencia bonita, porque se pusieron jugadores de selección y jóvenes a disposición. La verdad fue gratificante.
¿La mentalidad de un argentino es difícil de trabajar?
– El argentino está acostumbrado a la presión y más en los clubes grandes, Independiente, Racing, River, Boca, San Lorenzo. En esos equipos es mucha la presión, debido a los resultados, los títulos. En Independiente encuentro un grupo interesante con recorrido interesante en otros países y algunos pibes que vienen desde la cantera con formación que les permite adaptarse a la idea de Lucas Pusineri. La mentalidad del argentino se trabaja desde la disposición y eso lo he encontrado en Independiente.
¿Qué sueños le falta por cumplir?
– El primero, estar cerca de Dios, integrar la selección Colombia absoluta, ser campeón con un club extranjero, argentino o cualquier otro país donde desempeñe mi labor, llegar a un equipo europeo con la sicología del deporte. A mediano plazo, lograr tener mi doctorado en la sicología del deporte y consolidar un consultorio sicológico deportivo.
¿Si su vida fuera un libro como se llamaría?
El título sería: “El Efecto Mentality: Convicción + Determinación”.
¿Cómo podemos describir a Carlos Gutiérrez?
Sincero, honesto, soñador, buena persona, estudioso, visionario, resiliente, nunca me dejo vencer por los obstáculos, siempre estoy inquieto, indago, busco sobre mi pasión, buen padre, esposo, hijo, amigo, amo a mi tierra, a mi patria y me esfuerzo por sobresalir en la profesión que decidí desempeñar.
JORDY ORLANDO CRUZ
Me enorgullece mi amigo y tocayo,saca en alto nuestro Cúcuta.