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Ahora, en el General Santander, Norte queda en Oriente, Sur en Norte y Oriente en Occidente. / Fotos: www.contraluzcucuta.co

FÚTBOL DE SEGUNDA. Cucuteños pierden la ilusión de entrar a los Ocho

CÚCUTA.- En ocasiones hay tardes que no quisieran haberse vivido. Como la de ayer, por ejemplo. El Cúcuta Deportivo necesitaba el triunfo, requería ganar los tres puntos para seguir con la esperanza de entrar al grupo de los ocho mejores del Torneo. La moneda no cayó en cara, sino en sello y se esfumaron esas ilusiones que los aficionados guardaban por allá bien escondidas.

Y lo triste del cuento es que los antagonistas no mostraron en el General Santander ser buenos rivales. Por el contrario, es vergonzoso empatar con un equipo cuyos integrantes, a tan temprana edad, mostraron que no están hechos para ser profesionales ni siquiera en el fútbol colombiano.

El lema de Real Santander es ‘Somos reales’. Palabras que, pareciera, les quedan grandes a jugadores y cuerpo técnico, por lo visto en la cancha. Los defensores dirán ‘es que son jóvenes’. Se abona esa disculpa. Sin embargo, la escasa edad no les impide comenzar a forjarse el futuro que podrían tener si actúan con profesionalismo.

¿Es digno de un espectáculo como el fútbol, que los deportistas finjan golpes, se echen a morir sobre el césped, se revuelquen como si le hubieran partido una extremidad, aúllen como si de verdad los hubieran tocado, palmoteen el prado como si el dolor causado no tuviera remedio?

Tanta alharaca para luego levantarse, cojear dos pasos y luego correr como si por arte de magia se calmara ese dolor que hizo ingresar al médico, al quinesiólogo, al aguatero y la camilla cargada por los uniformados de la Defensa Civil o la Cruz Roja.

Esas payasadas son las que enardecen a los aficionados que, al final del partido, los intimidan antes de regresar al camerino. Los hinchas sienten rabia, porque vienen a burlarse del sentimiento que exteriorizan en los graderíos con cánticos, bombo y platillos. Seguro, no pagan boleta (o abono) para que vengan de otra región a mofarse.

El Cúcuta Deportivo con el empate (0-0) dejó ir la posibilidad matemática que tenía para entrar a la fiesta de fin de campeonato. Bernardo, en dos partidos, no pudo ser el Redin-tor que se esperaba en la casa motilona. Quizás, algunos digan ‘hizo lo que pudo’, y es cierto, no había más para hacer mayor presentación.

De nuevo los jugadores no encontraron el camino al gol, a pesar de las múltiples ocasiones que tuvieron. Unas claras, como la de Agudelo en el primer tiempo; otras, forzadas y despejadas por la defensa rival. Los dioses del fútbol mandan que los partidos se ganan con anotaciones y en esta ocasión no aparecieron, a pesar de que el técnico rojinegro apeló a la nómina de artilleros disponibles. ¿O los mareó donde estaban las barras?

Otra máxima del fútbol, también salida del olimpo balompédico, reza que la presencia de buen número de delanteros no garantiza goleada. Y esto, porque si no hay quién organice en el medio campo, quién lleve la pelota con calidad, con serenidad, con precisión, y quién tenga buen pie y buena cabeza para marcar diferencia, el resultado será nulo.

Así ocurrió en esta fecha con el once local. Mucha gente arriba con deseos de marcar y con ganas de abrir el marcador, sin el pensador que haga las pausas y los pases para cumplir ese anhelo. No se cumplió la premonición de Luis, el invidente que cantó el gol cucuteño y auguró suerte al cuadro rojinegro.

Habrá alguien que pregunte por Ríos, pues la respuesta es que vino, no mostró mucho, se hizo expulsar y desapareció de la lista de convocados. O sea que se llevó las re-Lucas ‘y se marchó’. No se batió en duelo con el General y a su barco lo dejó naufragar. En las tribunas dejó con los crespos hechos a los hinchas y al final, ni fu ni fa.

Lo visto con el Cúcuta Deportivo es fiel reflejo de lo que ocurre en el estadio con el enredo que viven los asistentes en las tribunas. Ahora, Sur queda en Norte, Norte en Oriente, Oriente en Occidente y Occidente donde siempre. En un partido, Norte llegó a Oriente, Oriente a Occidente y Sur quieto. En otro encuentro, Sur se fue para Oriente, Oriente ocupó las sillas de Occidente, y Sur desocupado.

Eso suena a burla a la justicia que se aplica desde Bogotá, esa misma que un día le quitó el reconocimiento al equipo motilón y que a los dos años lo devolvió.

Son las realidades de este cuadro fronterizo que, seguro, le quitan felicidad al presidente Eduardo Silva Meluk, quien tendrá que grabar un contra vídeo en los graderíos con la cabeza gacha, la mirada en el piso y diciendo ‘triste, triste, triste’ (ustedes le ponen el acento paisa).

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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