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Debemos construir futuro, superando errores y omisiones

1.-Quien analice con serena y objetiva reflexión cuanto acontece en la  región fronteriza  y, básicamente, lo que se necesita y urge para encarar el reto del desarrollo, la multiplicación de la informalidad y  la mínima capacitación, ilustración, investigación e innovación que existe en los niveles representativos  de lo  universitario y docente, tendrá que constatar, sin equívocos, que el problema predominante y el que posee las mayores causas y determinantes es el humano. O sea, la falta de unidad en la concertación de empeños e iniciativas por las carencias de asociación y labor en equipo, en la casi totalidad de la representatividad  local y regional en los cargos de dirección y comando, tanto en lo público como en lo privado, y sin excluir lo pertinente en los ámbitos profesionales, gremiales  y laborales, donde hay vacíos impresionantes  y campos y actividades  que exigen un incuestionable  replanteamiento  estructural  y operativo.

Sí, lo nuestro, eso que nos duele, requiere una nueva y más dinámica y comprometida  vivencia de nosotros. Creer que todo se resolverá  si fulano o zutano llega al Senado o a la Cámara de Representantes es no tener conocimientos de lo que acontece en la laboriosidad y el desarrollo  de las inherentes funciones  que en  toda gestión trascendente y de largo plazo hay que cumplir y velar, para que se haga lo que se idea y proyecta.  Eso de dejar al garete las iniciativas  y de no efectuar las revisiones y controles que se deben ejercer, para que lo propuesto y aprobado se cumpla, lo único que genera es esa sensación de inoperancia y decaimiento que se capta cuando todo parece irse al suelo y lo que queda en pie es para expresar la pérdida o el daño de la inacción por el retraso, la desviación de recursos o la errada utilización de las metodologías y amparos que se debían  haber utilizado.

2.- Un repaso hacia todo lo que  no hemos obtenido y un recuento sobre lo perdido, recortado o postergado ofrecería la oportunidad de constatar que tenemos enormes  fallas humanas. Y que en gran medida esos desvaríos y no aciertos tienen por causa  el desinterés, la apatía,  la desidia   o la falta de información y entereza de ánimo y resolución de nosotros. Sí, de todos, sin excepción, porque no hay sociedades productivas  parciales o colectivos positivos, con excepciones. Y, porque, nos ha faltado  coraje,  reconociendo los errores y enfrentar con voluntad y decisión, la trasformación y el proceso de cambio que hay que construir si queremos progresar.

3.- Cuando seamos capaces de  superar con ahínco y visión de futuro las debilidades y tochadas que nos limitan y han recortado y frenado  las opciones que desde nuestra zona y ubicación se pueden desarrollar, otro, sí muy otro, será el desenvolvimiento y la noción regional que ahora se halla menguada y amenazada, porque si esto prosigue sin variar actitudes, conductas y mejores cuadros directivos, la situación empeorará.

Observar y evaluar con detenimiento y buen juicio lo que tenemos y podemos aprovechar; concertar precisiones y hallar bases y posibilidades en lo regional, nacional, binacional  y externo; elaborar la estrategia y los planes y programas  para seguir, sin  olvidar el  despertar, y vigorizar  la asociación y la labor en equipo, es la parte esencial de la receta, que debemos aplicar sin miedos y  con el empuje de quienes anhelan superar entuertos.

Por el exagerado individualismo que ha imperado  hemos  dado paso al  desorden directivo, a la desinformación oportuna  y al aniquilante  inmediatismo y facilismo, que es necesario vencer tomando conciencia de lo prioritario y de lo irremediable, y sin dudas escogiendo bien las líneas de dirección y comando, así como las bases y  sustentos de una buena educación, partiendo de la escuela, hasta la universidad y preparando al máximo a nuestros maestros y docentes. Además, eso es  lo que esperan, quienes  ansían un mejor porvenir aquí y a lado y lado de la frontera.

JOSÉ NEIRA REY

jneirarey@hotmail.com

Notas al margen

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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