En esta oportunidad los invito a que nos vayamos de paseo a Silos. Los Silos, el original nombre, está anclado en las estribaciones de la Cordillera Oriental, en las laderas del cerro de Santurbán. En estas tierras se han sembrado historias y leyendas, y el Creador las colmó de paisajes que el turista puede disfrutar hasta la saciedad.
Para muchos, este es uno de los municipios más antiguos de Norte de Santander. La historia se remonta a comienzos del siglo XV, cuando Alfonso Ramírez de Andrada lo fundara, el 30 de junio de 1623.
Los Silos se convirtieron en un pequeño pueblo habitado, en la mayoría, por indígenas, que continuaron las tradiciones de los ancestros y mantuvieron la de La Cacica, culto devoto a la india que dejaba de ser niña y se convertía en mujer, manteniendo la raza y el regalo de Dios de la fecundidad.
Al pasar el tiempo, la ceremonia sufrió cambios. La india niña pasó a ser la imagen de la Virgen de la Candelaria, a quién los indígenas siempre llamaron La Cacica y a quien, hace muchos años, los sileros tienen como patrona.
Cuando decida venir a conocer a Silos, además de la caminata por la cabecera municipal, que incluye la iglesia principal, el Palacio de Gobierno y la arquitectura colonial de la mayoría de casas y calles, no olvide visitar el área rural.
En Bábega, Los Rincones y Pachacual encontrará verdaderos emporios agrícolas que surten las principales plazas de mercado de Cúcuta y Bucaramanga.
Silos también tiene un hermoso puente. Esta reliquia de la ingeniería colonial, conocida como ‘Puente Cáraba’, fue construido en madera a comienzos del siglo XVII, por una alianza entre españoles e indígenas. A inicios del siglo XXI, fue declarado Patrimonio Cultural Material de los nortesantandereanos, pero el estado de conservación es lamentable.
Los sileros, como se los llama a los nacidos en este municipio, tienen en una esquina el blasón que alimenta el orgullo municipal. A finales del siglo XVIII, era un pueblo modelo. El 24 de mayo de 1781, el cacique Mágara dio lectura al bando de Tupac Amarú, en la esquina nororiental del parque principal, la que desde entonces es conocida como ‘La Esquina del Matacho’, que sirve de emblema de la gallardía y del valor del silero.
Silos tiene una arquitectura civil con influencia del estilo colonial. Las históricas casas son muestra de la arquitectura propia de ese periodo de entre los siglos XVII y XVIII. Las calles empinadas del área urbana y la histórica fuente de agua en el parque principal, hacen de este municipio un lugar propicio para descansar y relajarse, respirar el aire puro que la naturaleza ofrece o tomar la brisa fresca que baja de las montañas que lo rodean y que, al caer la tarde, invitan a disfrutar de una taza de café.
Incrustado en los Andes, ¡Oh Silos primoroso!
palpitan los recuerdos, de boyante juventud.
Al recordar el coro del himno, nos despedimos y esperamos que sigan acompañándonos, porque: “Nadie ama lo que no conoce”.
MABEL ROCÍO LOZANO