CÚCUTA.- Pregunta capciosa. ¿Qué tienen en común un constructor de aviones, un empresario, una niña emprendedora, un comunicador social, un innovador ambiental y Los Hijos del Cují? Respuesta verdadera: Juntos generan noticias positivas para cambiarle la cara a Cúcuta.
El encuentro se cumplió en la Universidad Simón Bolívar, a instancias de las fundaciones El Cinco a las Cinco y Procucuta. Es la segunda versión del ejercicio, que tiene como objetivo sacar a los habitantes de la capital de Norte de Santander, por un instante, de las informaciones escandalosas y judiciales.
El empresario Arvey Duque dio la buena nueva acerca de la refinería de aceite que tendrá esta ciudad y que será la más grande de Latinoamérica. Este 1 de diciembre emprenderá el viaje hacia el exterior en busca de asesoría para hacer realidad el proyecto. “Todo es posible, los límites solo están en la mente”, es el lema con el que partirá y que lo motiva para ver cumplidos los sueños.
El One Back nació en Cúcuta y a pesar de las dificultades encontradas en el camino para que los inversores locales lo apoyen, en otros países ha despertado interés y no pueden creer que ese bolso sea elaborado con partes de llantas de carro. “El usuario cucuteño no valora el producto. No les llama la atención. En el exterior, no lo pueden creer”, dijo Ángel Bohórquez, el hombre que está detrás de este producto innovador.
Hace 40 años, a Richard Villamizar los precios elevados de los juguetes lo llevaron a construir un avión pequeñito para divertirse. Ahí, nació la que ahora es la empresa constructora de aeronaves, con sede en Villa del Rosario. Aprendió a diseñar, armar, ensamblar y pilotar los aviones que en el mercado nacional pueden alcanzar precios que oscilan entre $ 480 millones y $ 500 millones. En Estados Unidos cuestan hasta 150.000 dólares.
Ha participado en la producción de 237 unidades y tiene listo el último modelo. Lo llama Twin Centauro, está capacitado para transportar pasajeros, convertirse en avión de carga y si lo necesitan puede ser una ambulancia. Es liviano, trabaja con gasolina de carros y alcanza velocidad de 220 kilómetros por hora. Necesita socios para ponerlo a volar.
En la escuela, mientras cursaba los primeros años de primaria, Eidar Jiménez comenzó a bailar. Eran los días en el colegio Niño Jesús de Praga. Pasado el tiempo, ingresó a la Universidad de Pamplona y al Sena para convertirse en instructor y formador de artistas.
Los Hijos del Cují es la agrupación que orienta y guía por estos días. Los niños trabajan en el folclor y la danza social, declaman y versean, cuentan historias y trovan. Ismenia, Shayra, Juan Diego y Breiner son alumnos de Eidar y deleitan al público mientras bailan música campesina y son paisa.
Isabela Ramírez, a temprana edad, es emprendedora. Elabora accesorios, personaliza moños, manillas, lapiceros y gorras. A esos productos les pone un toque especial para que los clientes queden satisfechos, como en todo negocio. La pandemia le despertó ese espíritu creativo y sacó provecho del mal uso del tapabocas.
En las ventas le ha ido bien. La registradora suena cada vez que los amigos de la mamá y del papá, sus amigos y familiares adquieren los productos. Además, participa en ferias para ganar compradores y agregar pesos a los sueños de niña.
Son noticias positivas, alejadas de escándalos, robos, atracos, secuestros y muertes. En Cúcuta hay informaciones que para muchos pasan inadvertidas, pero que Patrocinio Ararat y Antonio Ríos quieren poner en la primera página de la mente de los cucuteños.
RAFAEL ANTONIO PABÓN