CÚCUTA.- En una tarde fresca, sin el agobiante sol de pasadas jornadas dominicales en el General Santander, el Cúcuta Deportivo venció (2-1) a Rionegro. Este es el primer triunfo del cuadro rojinegro en casa. Ahora, suma siete puntos en la clasificación, merced a dos partidos ganados y un empate.
En el trascurso de los 90 minutos, los aficionados no estuvieron de acuerdo con el desenvolvimiento del equipo. Las críticas fueron constantes y los reclamos a jugadores y cuerpo técnico se hicieron a cada momento. En el banco non escucharon los gritos.
El once motilón venía de ganar el encuentro en Barranquilla, hecho que hizo cambiar de programa a muchos aficionados. Además, las mujeres no pagaban boleta, un aliciente para los hombres. De todas maneras los graderíos del estadio no albergaron el público de otras tardes futboleras.
Cúcuta Deportivo comenzó el choque con el dominio del balón. Desordenado en la entrega y en el ataque inquietó primero el arco del visitante. En el medio se nota que no está el jugador que marque diferencia y que conduzca a los compañeros a la portería rival.
La novedad la anunció el club a finales de semana, cuatro nortesantandereanos harían parte de la nómina titular. Este hecho despierta beneplácito entre los seguidores del cuadro fronterizo, que prefieren ver jugar a los paisanos por sobre otros venidos del resto del país y con menos capacidad deportiva.
El trámite del partido en la primera parte no entregó mayores emociones. Solo hasta el minuto 42. En ese momento una jugada confusa en el área de los antioqueños y los motilones corrieron a celebrar el primer gol de la tarde. Alegría en las tribunas y fiesta en la ciudad.
El descanso sirvió para acomodar algunas líneas sueltas y mantener el marcador a favor. Al regreso del camerino no hubo cambios, se mantuvo la nómina. Los aficionados aplicaron el aforisma ‘equipo que gana no se cambia’, y estuvieron de acuerdo con el técnico Hernán Estrada.
El desespero de ver al equipo enredado pudo más que el deseo complaciente y de nuevo las quejas. “¿A qué juega el Cúcuta?”, preguntó el hincha que analiza y quiere mayor emoción. “A nada”, respondió el compañero de tribuna.
Y tenían razón los contertulios. Pasado el comentario sobrevino el empate de Rionegro. Nadie entendió qué pasó. Para desahogarse no quedó otro recurso que gritar improperios contra el autor del tanto. Y los motilones adormecidos por el frío de la tarde.
Las luces de las torres del estadio se encendieron. La ‘Banda del Indio’ y la ‘trinchera Rojinegra’, desde Sur y Norte, invitaron a los jugadores a sudar la camiseta, a respetar a la afición, a hacer valer la condición de profesionales y a trabajar con honestidad.
El clamor, después de pasados los minutos, hizo efecto. Gol del Cúcuta para asegurar el triunfo, conseguir los primeros tres puntos en casita, delante de su gente, y devolver un gramo de la confianza que se perdió hace mucho tiempo por los actos infieles cometidos en el General y los demás estadios colombianos.
Al escuchar el pitido que marcó el final del encuentro, los asistentes dieron a Edwin del Castillo y Baldomero Perlaza el título de ‘salvadores’. Los dos anotaron en momentos claves del partido. El próximo rival será Real Cartagena, viejo conocido de los motilones.
RAFAEL ANTONIO PABÓN