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Si un aficionado, lejos de Medellín o Cúcuta, ve las acciones del encuentro no notará que el equipo local es de la categoría B y el visitante, de la A. La diferencia en el campo de juego fue poca. / Fotos: www .contraluzcucuta.co

COPA COLOMBIA. Cúcuta Deportivo luchó, pero no le alcanzó

CÚCUTA.- El fútbol, en su interior, guarda unas máximas que se aplican al pie de la letra en cada partido. Al goleador no hay que descuidarlo un segundo cerca del área chica, porque anota. Minuto 86. Luciano Pons marcó el gol que tiene al Independiente Medellín arriba en la serie contra Cúcuta Deportivo.

El cuadro rojinegro entendió que el partido era para jugarlo en serio y así se paró en la cancha. Si un aficionado, lejos de Medellín o Cúcuta, ve las acciones del encuentro no notará que el equipo local es de la categoría B y el visitante, de la A. La diferencia en el campo de juego fue poca.

Otra máxima. Las oportunidades hay que aprovecharlas cuando ocurren. Los motilones (¿o chitareros?) no vencieron al portero Jimmy Gómez y sí sacaron el balón del arco defendido por Mastrolía. Las opciones se crearon, las llegadas se consiguieron y la puntada final no apareció.

Hacía rato no se vivía en el General Santander un espectáculo pirotécnico. Ayer, los muchachos de la Banda llevaron bengalas que iluminaron el cielo cucuteño y alegraron el ambiente futbolero. Cuando hay cordura hay aplausos.

Tercera máxima. La lectura del partido debe hacerse a tiempo y con tino. Quizás el ingreso de Kevin Álvarez se dio en el momento menos indicado. Cuando el partido estaba empatado y podía terminar así. El jugador no pesó en el terreno, ni supo asociarse con sus compañeros. ¿Una decisión malograda?

La barra visitante cantó, brincó, molestó y hasta aburrió a algunos aficionados. Sin embargo, mantuvieron el orden, no hubo desmanes y regresaron a la capital de la montaña con tres puntos en las alforjas. Lástima, no pudieron disfrutar el gol del Pons.

Cuarta máxima. La casa se hace respetar y la visita no puede llevarse los tres puntos. Pues los rojos, que ayer eran medio morados, ganaron el primero de los dos encuentros y sacaron ventaja. No está nada dicho, solo suman tres puntos.

La iluminación del estadio sirve para compromisos nocturnos. Bien por el trabajo hecho para permitir que el General luzca en óptimas condiciones. Ahora falta remplazar el remedo de tablero electrónico que un día alguien vendió y otro alguien inocente compró creyendo que servía para el estadio.

Y la quinta máxima. El fútbol se juega de pie y no tirado en el césped. Eso se vio y quedó comprobado. Los paisas vinieron a jugar fútbol, tocaron el balón, recibieron faltas y se fueron victoriosos. No hubo malgasto de tiempo, ni payasadas, ni dolores fingidos. Más aplausos, porque a eso se lo llama espectáculo.

La ñapa: el partido se acaba cuando el árbitro da el pitido final. Minuto 86, casi coronado el empate. Luciano apagó los fuegos artificiales y la fiesta se acabó. Caras tristes y largas regresan a casa.

La semana entrante será la revancha. El Atanasio Girardot servirá de escenario. Los rojinegros saben remontar marcadores adversos. Nada se ha perdido, ni todo está ganado (¿séptima máxima futbolera?).

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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