CÚCUTA.- Cierto día, el hombre leía la biblia, como acostumbraba a hacerlo. En la sala de la casa se respiraba ambiente de tranquilidad. Nada perturbaba el silencio. Así ocurría siempre. De repente, esa quietud dominante fue interrumpida. Alberto sintió algo inexplicable que le despejó la mente y le abrió los ojos a otro mundo. A partir de entonces, despertaron saberes que dormían en el cerebro y nada los había estimulado.
En la niñez plantó una papa en el barrio El Salado (Cúcuta), germinó y la mata creció, aunque no dio fruto. En la adolescencia dejó la escuela y comenzó a trabajar luego de la muerte del padre. En la adultez descubrió que podía leer y traducir textos escritos en griego y latín sin tener conocimiento. En el presente, está metido en el cuento de la reproducción de la mosca soldado negro, insecto que considera tiene propiedades excepcionales.
El atreverse a pensar más allá de los textos sagrados le valió la expulsión de la iglesia a la que pertenecía. Quienes lo escuchan hablar acerca de astronomía y ciencia lo consideran loco. Pocos prestan atención a las investigaciones que ha adelantado para favorecer el medio ambiente.
Alberto Contreras es de contextura delgada, se graduó como bachiller hace pocos años, no tiene formación académica superior y va por la ciudad dando la pelea para mostrar los resultados de los estudios en diversos campos. La universidad, la alcaldía, la gobernación y algunos ministerios no han prestado atención a sus palabras.
A finales de 2019, comenzó a interesarse por la mosca, luego de que le regalaran unas larvas. Al principio le resultó difícil, porque no conocía el proceso, ni contó con ayuda para investigar. Leyó y encontró que es originaria del bosque tropical húmedo de El Catatumbo, Amazonas, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela.
- Soy autodidacta. Soy investigador. La Hermetia illucens (nombre científico) es de aquí, es nuestra. No hay que traerla de ningún lado.
En el insectario del barrio Divina Pastora, bien pueden contarse 5000 moscas, y la capacidad es para 70.000. Si se les pusiera precio, la unidad costaría $ 100. Pero Alberto no tiene este oficio como negocio. Tiene otros insectarios en Peracos, Buena Esperanza, Llano Seco y Las Mercedes (Sardinata).
Los chinos encontraron el insecto y se interesaron por estudiarlo. Desarrollaron industrias grandes de investigación. Entre las características destacan que en el tracto digestivo de la larva tiene unas encinas que pueden neutralizar la E. coli (Escherichia coli) y la salmonela; puede resistir en ambientes ácidos y la rapidez con la que procesan.
La mosca desova solo una vez. Deposita entre 800 y 900 huevos y muere. La edad adulta no supera los siete días. La finalidad es procrear y asegurarse de que la generación continúe. De aquí se puede obtener un fungicida y tiene capacidad nutricional para hacer alimentos para peces. Se puede sacar un elemento para energías renovables.
- Lo que quiero es que el conocimiento se difunda en la sociedad. Tengo una controversia con el sistema académico. A veces supero lo que la academia puede enseñar. A veces parezco inmodesto.
Este oficio no es rentable por sí solo o en baja escala. Da rendimiento al industrializarse. El abono es un ejemplo. Lo tiene disponible para distribuir, pero no cuenta con ficha técnica, por lo que los agricultores no lo adquieren. Solo sacar la proteína para alimentar animales daría las ganancias pensadas de cualquier negocio.
Dar el paso hacia la gran producción requiere inversión en maquinaria, hornos, gastos operativos, infraestructura y personal. Por ahora, en la Divina Pastora solo hay canastas y bandejas plásticas en las que se depositan los huevos para aguardar que se conviertan en larvas y salgan del estado de pupa. China, España, Francia, Chile, Ecuador y Panamá llevan la delantera. En Colombia, únicamente aparece lo logrado en la Divina Pastora.
- Estamos en la cola. Yo me enfoco en lo que impacta al medio ambiente. El proceso no produce metano.
Alberto se proyecta. Si esto se hiciera a gran escala, podría remplazar los rellenos sanitarios, procesar los residuos orgánicos y tratar en el sitio el estiércol de aves y cerdos. A pesar de tener registrada la empresa transformadora en la Cámara de Comercio de Cúcuta le han plagiado el trabajo. El problema es que no ha patentado el proceso.
En el Ministerio del Medio Ambiente ofreció una charla virtual y lo llamaron como miembro de la Mesa Nacional de Biomasas. En la presentación mostraron lo que les había enseñado 14 meses atrás. Lo irritó una de las conclusiones sobre la utilización de la grasa de la mosca para biocombustible.
- Les dije, ustedes qué están pensando. Eso es como prender un fogón con un billete de $ 50.000. Esa grasa es rica en ácido graso, potenciador del sistema inmunológico. Eso es una maravilla y ustedes pensando en meterle candela.
Por refutarles esa postura lo sacaron de la Mesa. Lo eliminaron del grupo. Habla con total propiedad de los temas estudiados y dice los términos científicos como si los hubiera aprendido en el salón de clases. Está seguro de que muchos lo toman por loco y manifiesta que ese es el riesgo que siempre corre. Sus maestros son criaturas superiores, no humanos.
- Todo el mundo me dice que estoy loco. Soy un loco para la gente. Esa es una de las situaciones a las que siempre me arriesgo. Entre los conocimientos que manejo descubrí que hay un inmenso conocimiento fuera de la academia.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Interesante artículo, gracias por divulgar las historias de gente comun que no es importante para la sociedad.