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CÚCUTA.- Mide 165 centímetros, pesa 69 kilogramos, tiene 31 años, levanta 190 kilos en la modalidad sentadilla, se crio en el barrio Cundinamarca, estudió contabilidad, es dirigente deportiva, tiene ojos grises, el segundo nombre es en honor al padre y es entrenadora complaciente.
- La niñez fue bonita, cerca de mis abuelos, que hicieron parte de mi crianza. En el patio grande de la casa tenemos un árbol de mango.
La escuela Julio Pérez Ferrero la tuvo en las aulas mientras cursaba primaria. El colegio Alejandro Gutiérrez Calderón la graduó como bachiller. La Universidad Francisco de Paula Santander la profesionalizó como contadora pública. En varias entidades públicas ejerció este oficio, hasta cuando el amor por el deporte la hizo desistir del trabajo por falta de tiempo para combinar las dos actividades.
Yesika Dariana Carmona Méndez nació, el 16 de agosto de 1992, en Cúcuta. En el colegio no era deportista y las clases de educación física la aburrían. Hasta ese momento, no había tropezado con la disciplina que la atrapara y la apasionara. Ni baloncesto, ni fútbol, ni voleibol, ni banquitas, nada le llamaba la atención. Después, adulta, conoció el levantamiento de potencia.
- En una crisis emocional, hace unos años, quise iniciar en un gimnasio convencional. Ahí, conocí a un profesor que en las rutinas me ponía bastante peso. Me encantaba lo que me hacía sentir.
Esas sensaciones le quitaron las inseguridades internas. Sentía que los problemas quedaban en la barra. Por eso no deja de entrenar y convirtió el ejercicio en elemento primordial para la vida. Cuando se entrena descarga todo lo que le ocurre y queda livianita para seguir el camino hacia el próximo reto.
Hoy, la barra es más que el objeto de metal al que se le insertan los discos para dar el peso que quiere levantar. Es la amiga, la confidente y la que la hace ser Yesika. Entre las dos se ha conformado una camaradería fuerte. La barra le ha correspondido a ese apego, mientras Yesika le entrega constancia y disciplina.
Luego, se enteró de que esos ejercicios juntos conformaban un deporte. Y empezó a practicarlo. Averiguó si había torneos nacionales, si era profesional y si estaba organizado en el país. Descubrió que otros departamentos tenían Liga.
- En el día me encargo de las asesorías que tengo como contadora. En la tarde me dedico a la Liga, con los muchachos en el Centenario o haciendo las planificaciones. Y en la noche entreno.
El levantamiento constante de peso le ha fortalecido el cuerpo. Muestra los bíceps y son fuertes. Las piernas están talladas por el ejercicio. Los músculos se han endurecido. La feminidad no depende de que tenga músculos pronunciados o no, depende de cómo se sienta como mujer. Y Yesika se ve bien.
- Ser femenina es sentirme mujer. Es ser mujer, vestirme como mujer y arreglarme como mujer.
En los gimnasios a los hombres les causa escozor ver a una mujer que levanta pesas con facilidad. De pronto el ego masculino protesta en el interior de los observadores. En cambio, los deportistas al ver a una mujer fuerte se entusiasman.
Yesika participaba en torneos con la bandera de Antioquia. Un día, pensó que podía organizar la Liga de Norte de Santander de Levantamiento con Potencia y se puso en la tarea de buscar deportistas y los orientó en la conformación de clubes. El esfuerzo arrojó resultados positivos y hoy las oficinas están en el Estadio de Atletismo Centenario. La contaduría le ha servido para ejercer la presidencia de la Liga.
Las marcas que exhibe hablan de la dedicación. Sentadillas: 190 kilos. Peso muerto: 181 kilos. Banca: 75 kilos. Campeona nacional durante 5 años consecutivos. El sueño, entrar a los Bolivarianos.
¿Por qué se metió en el cuento de la Liga?
- Todo empezó como deportista. Hace 10 años era solo una atleta. No me importaban los demás deportistas. Al asistir a campeonatos nacionales y al ver que podía profesionalizarse y que aquí había talento comencé a transmitir lo aprendido.
Entre las tareas asumidas destacan el mejoramiento de técnicas y la orientación de los entrenamientos. Ahí dejó el individualismo y se vistió de entrenadora hasta los días.
Como dirigente deportiva ha levantado y construido sueños, conseguirles competencias a los muchachos, encumbrar a los deportistas, ganar medallas con la delegación departamental, masificar la disciplina y despertar el interés de las mujeres para que practiquen la disciplina.
Antes que ser entrenadora le gusta el trato sincero con los jóvenes y ofrecerles amistad, sin pasar los límites. La Liga es la mamá de los clubes y los apoya con equidad en cuanto a derechos y oportunidades. La Federación es el papá y les da el apellido: Levantamiento con Potencia.
¿Cómo deportista hasta dónde quiere llegar?
- Hasta donde Dios me lo permita.
En los momentos indicados ora para que lo proyectado salga bien. Esas conversaciones han tenido respuesta. Al principio, la Liga no tenía sede; ahora, cuenta con un cuarto pequeño donde pueden reunirse.
¿Y como dirigente?
- Hasta donde Norte de Santander quiera que esté aquí.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
