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Así como he recibido malos tratos, he recibido buenos. Como me han sacado a las patadas de los locales, otros me han dicho ‘trabaja acá, en plazas, parques, restaurantes, fiestas’. / Fotos: contraluzcucuta

CONVERSACIONES DE ENTRE CASA. Me gusta disfrutar lo que hago, Anderson Padrón

CÚCUTA.- Mialua aguarda debajo de un árbol, Maciel divierte a los motociclistas que el semáforo logra detener y Anderson está sentado en la jardinera. Los tres son venezolanos y el complemento del sustento diario lo buscan en las calles cucuteñas. El fuerte de los ingresos lo consiguen en San Antonio del Táchira.

La niña de 4 años, según el querer de los padres, será doctora en cualquier especialización de la medicina. Por ahora, juega a ser enfermera y con jeringa en mano alivia los dolores de la madre. Será una mujer elegante. Hoy, toma prestados cosméticos, se pinta los labios y maquilla las mejillas.

La mamá, en el futuro cercano, quiere liberarse de la enfermedad renal que la agobia y desea no saber más de diálisis y de visitas al quirófano. Recién fue intervenida del riñón y sus fuerzas se han debilitado, aunque no se queda en casa convaleciente, sino que sale a la vía a completar el salario familiar.

El padre, hace 9 años, aprendió de un chileno el arte de los malabares. Es acróbata y payaso. Nació en Caracas y reside en San Antonio. Se precia de conocer al dedillo a Venezuela y Colombia. Ha estado en Ecuador y Perú. Y ha recorrido algunas ciudades de Brasil.

  • Me gusta la vida de artista. Me gusta disfrutar lo que hago. No hay nada más bonito que vivir sabiendo que estás haciendo feliz a alguien haciendo lo que te gusta.

El timbre de voz es de venezolano de la frontera. El día comienza no muy temprano en la mañana. La primera tarea que cumplen en el hogar es preparar los pasteles de arroz con carne que los clientes encargan con antelación. Mientras los padres fríen los alimentos, la hija va a la escuela para compartir con los compañeros de segundo nivel de jardín.

Llegado el momento, parten hacia Cúcuta. El viaje lo hacen dos veces por semana. Escogieron los semáforos colindantes con Villa Prado, en la Avenida Los Libertadores, porque ofrecen cuatro oportunidades para desarrollar las habilidades artísticas. Ahí, en cada cambio de color, recogen las monedas que al final de la jornada reúnen y cuentan. La suma mayor ha subido a $ 90.000 y la menor se ha quedado en $ 5000.

  • Así como he recibido malos tratos, he recibido buenos. Como me han sacado a las patadas de los locales, otros me han dicho ‘trabaja acá en plazas, parques, restaurantes, fiestas’.

Sonríe. Ha hecho de todo. Solo le faltó acatar la sugerencia materna, que quería verlo enrolado en la marina. No hizo caso, porque no le llamaba la atención vivir en un barco. Entonces, se dejó llevar por la sangre indígena inga y aventurera de la abuela. Nació en Putumayo (Colombia) y apareció en la capital venezolana.

Anderson se divierte y divierte a quien detiene la marcha para verlo en las demostraciones con el yoyo chino (diábolos), las clavas, pelotas, aros, escalera, monociclo, bancos, sombrillas y balones. Pasó por los circos Hermanos Casta, Los Casti, Circo Tuluá y Circo Cartago.

La generosidad de los cucuteños le alcanza para el diario. Los malabares le dan para solventar algunos gastos. Al calificar a los cucuteños tiene claro que no todos son buenos, pero tampoco todos son malos.

  • A mi mujer le va bien. Se levanta sus 30 luquitas, sus 35 luquitas. Y yo, por ahí 20, 25 y cuando me ha ido rebién, 40. Estamos ahorrando, poco a poco, para comprarnos una motico.

En San Antonio sacan un tiempo, los lunes, para ensayar las actuaciones públicas. Maciel lleva más tiempo en este oficio. Cerca de la casa hay una cancha y les sirve como escenario para los entrenamientos. Los niños vecinos se acercan y los enseñan a manejar los objetos. O les montan espectáculos pequeños para que se diviertan.

En ocasiones trabajan juntos, aunque prefieren hacerlo por separado para conseguir un poco más de dinero. Esa lección del capitalismo la tienen aprendida y la ponen en práctica.

¿Cómo se ve dentro de 10 años?

  • Viajando y con salud, que es lo importante. Teniendo salud uno puede estar donde sea.

RAFAEL ANTONIOO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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