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Lo bueno es convertir la basura en arte. En algo útil y beneficioso. Gracias a Dios mis esculturas son apetecidas para decorar cabañas o restaurantes. / Fotos: contraluzcucuta.co

CONVERSACIONES DE ENTRE CASA. En el país, vivir del arte no se puede: Jaime Pinilla

CÚCUTA.- Después de haber pasado por diversos oficios, entre los que destacan la soldadura y la plomería, este patiense tomó en serio el dicho que le da la maternidad de las invenciones a la necesidad. Ha sido artista toda la vida y hace 15 años se dedica a trabajar con llantas. En un tiempo que estuvo desocupado se inclinó por este arte y ahora labora en su casa en la elaboración de figuras.

Es artista empírico. Cree a pie firme que arte es lo que se hace a mano; en consecuencia, los que utilizan moldes no clasifican como artistas. Sin maestro que lo guíe ha hecho esculturas en madera y arcilla. Hasta cuando encontró en el camino las llantas y pensó en lo que podría alcanzar si se consagraba a la fabricación de perros, gatos, caballos, cocodrilos, iguanas, loros, osos, gallos, gallinas, águilas, venados, caimanes, patos y todas las demás especies.

Jaime Pinilla tiene respaldo de la gente para encontrar la materia prima. En ocasiones llegan hasta el local, en inmediaciones de la avenida principal de Los Patios, y se la dejan. En otras oportunidades le dicen dónde puede recogerla y hasta allá va para aprovisionarse y tener caucho para trabajar.

  • Lo bueno es convertir la basura en arte. En algo útil y beneficioso. Gracias a Dios mis esculturas son apetecidas para decorar cabañas o restaurantes.

Se apoya en internet para darle el chispazo a la inspiración. En la red busca la foto del animal que quiere hacer la escultura y se dispone a la creación manual. Sentado casi en el piso, con el modelo a disposición, destaja el caucho para sacar girones y atornillar. No hay moldes ni medidas. Este proceso puede durar dos días o tres, depende del tamaño y del tipo. Al final, la obra negra es sometida a la pintura, con brocha y pincel, con el mayor de los cuidados para darle luces y sombras que la hacen parecer real. No utiliza pistolas ni compresores.

El andén sirve de galería para la exposición. Ahí, las figuras llaman la atención de transeúntes, caminantes, viajeros, pasajeros y conductores, que no resisten la tentación de observarlas de cerca. Detienen la marcha, preguntan precios, compran, encargan otros animales y se marchan. Otros, llevados por la curiosidad, se toman fotos, sin reparar en la edad.

El grado de dificultad para darle la forma ideal no detiene a Jaime. En la colección aparecen elefantes, hipopótamos, jirafas y cebras. Toda figura tiene su particularidad. Todos son difíciles al principio. Después, se facilita el trabajo. Esa labor le ha valido el reconocimiento de la Alcaldía.

  • He recibido cartones. Solo reconocimientos.

En este momento lucha para hacerse a un espacio de donde no lo corran, ni le cobren arriendo ni lo muevan. La idea es, en ese lugar, organizar la galería para exhibir a diario el fruto del trabajo, que estima es beneficioso para el municipio por cuanto fomenta el turismo por lo atractivo e innovador de las figuras.

No se queja de las ventas. Le va bien con los compradores. Unos se hacen marchantes y regresan. Los demás se llevan la imagen de las obras para promoverlas a su manera.

  • Vivo y sobrevivo del arte. Me toca vender barato. No les puedo poner precio como arte a mis piezas, porque me voy a demorar en las ventas. Gracias a Dios se vende todo y a buen precio.

Al repasar el trabajo de década y media no se decanta por una figura como la mejor. “La verdad, para uno todas son bonitas. Los demás son los que pueden dar el visto bueno”. La que no ha hecho es la que considera poco comercial. “No me he metido con el tema de los dinosaurios”. La razón es sencilla, la gente prefiere los animales que conoce y que existen.

  • Aquí, en el país, vivir del arte no se puede. Uno tiene bajarse de la nube de que es artista o que produce arte y cobrar por el trabajo.

Un día tomó las pertenencias y voló a Lima (Perú). La municipalidad a la que llegó reconoció el arte y le entregó otro cartón. Estuvo en Venezuela, México y Estados Unidos. Hoy tiene vivo el recuerdo de esos viajes.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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