CÚCUTA.- El primer encuentro con Cúcuta ocurrió en 1982. El recorrido comprendió ciudades sudamericanas y para pasar a Venezuela pisó tierras motilonas. Hace tres o cuatro años, intensificó la cotidianidad en las visitas. Y ahora, radicado medio tiempo, se ocupa en dar clases de arcilla para beneficio de distintas comunidades. Los talleres de cerámica artística nacieron en su natal Chile.
Augusto Acosta Rada, en la infancia, encontró afinidad con el dibujo, que tiende hacia el volumen. Mientras que la escultura la heredó de la talentosa tía abuela que elaboraba esas pequeñas figuras que despertaron curiosidad en el niño al verla trabajar. En 1977, tomó el camino del arte, con inclinación por el arte público y el diseño de piezas urbanas.
- Tengo mis primeras obras en la región del Biobío (Chile). En la Isla de Margarita (Venezuela) tengo desarrollado mi trabajo de calle, artístico urbano.
La capital de Norte de Santander será la primera en Colombia que exhibirá una pieza del maestro Acosta. Fenalco financió la obra El Sol de Cúcuta, como ofrenda a la ciudad. La propuesta era plasmar la laboriosidad y la pujanza características de esta tierra. El principal eje sería el Sol como energía que invita a crear, a vivir, a disfrutar los árboles.
La obra encarna un mensaje de la ciudad para los visitantes. Se instalará en El Malecón, en una de las etapas del embellecimiento que comenzó el año pasado y que continuó la administración municipal. La intención es entregarla a finales de marzo o comienzos de abril. Los plazos están cumpliéndose a cabalidad y, seguro, los cucuteños podrán apreciarla pronto.
El arte urbano es una interpretación poética de los espacios públicos. Nace del lenguaje de contextualización, donde están la poesía, que se transforma en dibujo, en el manejo de las escalas, en el tema y en el valor iconográfico.
- La toponimia es importante. Dónde estamos, quiénes somos, qué queremos, qué nos envuelve, qué nos llama a crear. Las obras, así, van saliendo de una manera más lógica.
La escultura recoge la materialidad, que es el compromiso de transformar y crear un objeto que no existía, en las tres dimensiones. Esta es la segunda estrella que elabora. En 2019, hizo la primera como reconocimiento a los pueblos originarios del sur de América. Tiene dos metros, en acero inoxidable, con ocho puntas y 13 lunas, que recoge la cosmovisión del pueblo mapuche.
El Sol de Cúcuta tiene otro diseño, dentro de la aproximación a los astros. Es de cuatro cuerpos que se ensamblan y generan la caracterización que en los próximos días podrá apreciarse. El arte público rompe las barreras, porque estará expuesta en la calle, será de dominio de la gente.
- No he tenido experiencias de vandalismo en mi obra. Pienso que el ser humano se manifiesta de manera interesante con el arte. El arte público es clave en la construcción de ciudadanía.
Luego de la entrega de esta obra, el maestro Acosta queda a la expectativa de comenzar otra obra. Por ahora, trabaja en un tema de identidad para Cúcuta. Se mantiene en permanente contacto para vincular a los artistas locales en futuros proyectos.
La percepción que tiene es que en la capital nortesantandereana hay talento, hay capacidad de trabajo y hay que abrirles las puertas a quienes están consolidados en este campo artístico. El reto que vendrá, está seguro, será en arcilla.
- Aunque Cúcuta se caracteriza por la arcilla industrial, estamos un poco frágiles en la propuesta de arcilla artística. Hay que trabajar más sobre eso. Hacer de la arcilla el uso artístico, llevarlo a las comunidades.
En Agua Linda (Los Patios) vivió la experiencia de conocer el museo arqueológico y basar el trabajo en arcilla estrictamente en la valoración de los animales prehistóricos. Esto puede darle un vuelco a la presencia de la arcilla en la identidad de la ciudad como valor turístico y cultural.
¿Hay artistas silvestres para formar?
- Sí. Es increíble la capacidad que tienen los niños, los jóvenes, los adultos mayores. Gente que no ha tocado la arcilla, en estos talleres descubre el potencial que existe. Hay gran cantidad de creativos. Cúcuta es rica en eso.
¿Dónde tiene su taller?
- En Villa del Rosario. Es experimental del uso de las arcillas con fines artísticos.
Cada vez que tiene contacto con la arcilla se origina una sorpresa. Días atrás encontraron en El Zulia un material con posibilidades de alta temperatura, que permite hacer piezas a mayor intensidad de calor. Arcillas que resisten 1500 grados.
¿En materia de arcilla ha pensado algún trabajo para Cúcuta?
- Sí, tenemos un proyecto en desarrollo. En los próximos meses lo vamos a presentar y motivar para que en torno a este entusiasmo se generen más respuestas. Lograr que se involucre más gente. El arte público es una pasión que debemos transmitirla a la ciudadanía.
RAFAEL ANTONIO PABÓN