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“Nunca hay dos carreras iguales, nunca se sufre lo mismo, pero las satisfacciones de terminarla siempre son las mismas”. / Fotos: contraluzcucuta

CÓNSULES EN CÚCUTA Y SAN ANTONIO. Vidas diplomáticas paralelas  

El 27 de noviembre de 1831, Colombia y Venezuela establecen relaciones diplomáticas. 23 de febrero de 2019: el gobierno venezolano anunció la ruptura integral de relaciones. 12 de agosto de 2022: mediante el intercambio de notas diplomáticas, se oficializó el restablecimiento de relaciones diplomáticas y consulares. (Wikipedia)

CÚCUTA.- “Mi papá me decía que estudiara, pero no me decía para qué”, dijo Sergio Ramón Arias Cárdenas, Cónsul de Venezuela en Cúcuta, en el conversatorio con estudiantes de la Fundación de Estudios Superiores Comfanorte (FESC). Los jóvenes indagaban acerca de la experiencia de este hombre en la frontera.

Después, con el tiempo, supo para qué se estudiaba. Eran momentos difíciles para asistir al aula de clases. Salió de la universidad a los 21 años y comenzó a trabajar para aprovechar la vida. Es consciente de que, así como aprende rápido, también olvida pronto.

La carrera profesional comenzó en el ministerio de Educación, combinada con el ejercicio en la Universidad de Los Andes. En el 2008, se abrió un concurso en la Cancillería y lo aprobó. “Me enviaron a ordenar y a reorganizar el Consulado de Venezuela en Cúcuta”. La sede acusaba múltiples problemas que debían solucionarse.

En ese tiempo las relaciones diplomáticas colombo-venezolanas estaban en auge. “Venezuela tenía bonanza económica y Cúcuta estaba llena de gente que trabajaba con Cadivi. Los bancos estaban llenos de dinero”. En medio de esa prosperidad había asuntos que debían ordenarse y le encargaron esa función.

“La experiencia ha sido agradable. La mejor experiencia en Cúcuta es la satisfacción plena de muchos esfuerzos consumidos”. Arias Cárdenas asistió a la instalación de la primera piedra del puente Atanasio Girardot (Tienditas). Años después, cuando se inauguró, fue uno de los primeros que cruzó por el paso sobre el río Táchira.

El tiempo en la oficina le da el suficiente conocimiento para decir que “la dinámica de la frontera no la entendemos ni en la academia, ni en Bogotá ni en Caracas”. Y está seguro de que muchos de los que vienen de las capitales, se paran en la línea fronteriza y al ver cómo fluye la vida, no le encuentran razón.

La dicha de representar a su país en el exterior se vio cortada, de manera súbita, por decisiones tomadas desde el gobierno central. “En 2019, a raíz de la ruptura de relaciones diplomáticas, tuvimos que salir con una mochilita, con un morralito, en carrera para Caracas”. Pero la vida da revanchas.

“Se me dio la oportunidad de nuevo, el año pasado. Nicolás Maduro me designó para cumplir funciones en Cúcuta. Tenemos un año tratando de hacer lo mejor que aprendimos en su época y corregir algunos errores que teníamos para salir adelante con todas las funciones”.

El aplauso, en señal de agradecimiento por lo compartido, duró largos segundos. En pocos minutos, estaba resumida la vida consular de Sergio Ramón Arias Cárdenas.

 

“¿Cómo hemos llegado adónde llegamos?”

se preguntó Bernardo Alejandro Mahé Matamoros, Cónsul de Colombia en Venezuela, para responder a las inquietudes de los estudiantes de negocios internacionales en la Fesc. “Nunca hay dos carreras iguales, nunca se sufre lo mismo, pero las satisfacciones de terminarla siempre son las mismas”.

Retrocedió en el tiempo y se vio, como los jóvenes que tenía al frente, próximos a graduarse, sin saber exactamente que sería de su vida. Un aviso en el periódico anunciaba el concurso público que daba la oportunidad de estudiar y trabajar en el exterior. “Me gradué en la Escuela Diplomática de Madrid”. La oportunidad la complementó con una beca del Icetex.

Ahí comenzó el periplo por el mundo. Agregado comercial en Tailandia, estuvo en Barcelona, regresó a Bogotá, fue cónsul en República Dominicana y en Nueva York. Los viajes sirvieron para acumular la experiencia de la que querían oír los asistentes, pero no fueron suficientes para cambiarle la vida.

En el terremoto que destruyó a Haití (2010), la ayuda que prestó a paisanos y extraños, el apoyo que dio a una treintena de niños y el sentir la tragedia bajo sus pies y ante sus ojos, lo hacen pensar en que esos son los momentos que definen los roles de los seres humanos.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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