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CÚCUTA.- En Norte de Santander y en cualquier lugar del mundo, emprendimiento es 80 por ciento de actitud y mentalidad y 20 por ciento de lo demás. Lo dijo Pedro H. Morales en las conferencias ofrecidas días atrás en Cúcuta y Pamplona. El especialista en el asunto viene de una familia emprendedora. “Mi padre es un empresario y me inculcó desde niño el amor por los negocios, por las ventas y, antes que eso, el amor por la gente”.
El autor de siete libros sobre la materia está seguro de que cuando se encuentra entre la gente a alguien a quién servirle, amarle, aportarle y serle útil, ahí comienza la verdadera chispa emprendedora. En el ámbito de los negocios no hay unos mejores que otros, “existen personas. Conozco sastres ricos y sastres pobres, panaderos ricos y panaderos pobres”.
De un tío tomó la enseñanza que la puntería no está en la flecha, sino en el indio. Los negocios no son los que hacen la plata, es quien lidera y dirige los negocios el que consigue el dinero. “Todos los negocios son buenos si el que los gesta y los desarrolla es bueno”.
¿De dónde toma una idea para ser emprendedor?
Es mirar el mercado y darse cuenta de lo que la gente necesita, lo que la gente busca. El emprendimiento es cuestión de oportunidad. Pero la capacidad es cuestión de mentalidad. Uno no puede andar ciego. Me preocupa la juventud, porque anda engolosinada con la tecnología, el chat y los celulares, y está dejando de pensar. Si lo chicos quieren ser empresarios, mi consejo es que hagan un ratico a un lado la tecnología y métanse con la gente, estrechen manos, saluden, hablen, indaguen. Su mente inspirada les va a dar muchas ocasiones para tener éxito y salir adelante.
Norte de Santander está lleno de oportunidades. Estábamos habituados a que el vecino rico venía a comprar, ahora no es rico, está en su peor crisis y creo que no va a remediarla en mucho tiempo. Eso de ‘ta barato, dame do’ no se va a volver a oír. Llegó la hora de empezar a pensar, de empezar a actuar, de explorar necesidades del mercado y trabajar con entusiasmo.
¿Perdieron la oportunidad los nortesantandereanos de ser emprendedores?
Cuando hubo la bonanza lo que perdieron fue la capacidad de haberse aprovisionado y gestar negocios buenos. Se partió de una premisa falsa, que las bonanzas duran por siempre. Eso no existe. Las economías se expanden y se contraen. Tuvieron mucho tiempo de expansión con un vecino rico que venía a comprar. Ahora, el vecino pasa la mala. Nuestra economía se contrajo. Pero ¿qué pasa con la mayoría en Norte de Santander? que en lugar de haber hecho provisiones, inversiones y utilizar los recursos con sabiduría, nos los gastamos y nos metimos en deudas y obligaciones. Cuando estamos en las vacas gordas hay que construir silos y guardar comida, pero ¿quiénes hicimos eso?
Pero bueno llegó la academia para estudiar, formarnos, entender y ahora lo que hay que hacer en esta contracción es esforzarnos para cuando venga la siguiente expansión ser ahorrativos, no gastar todo, saber invertir, y la inversión más grande es en formación, en aprender a hacer negocios, en aprender a pensar, viajar, conocer, identificar y empezar a hacer cosas en grande. Una mentalidad pequeña, parroquialista, que no se proyecta es la muerte en el mundo emprendedor.
¿Eso les ocurrió a los cucuteños, que se comieron las vacas gordas?
Habría que hablar con algunos para saber cómo está la situación financiera, a ver si invirtieron, viajaron, si aprovecharon el recurso, si tienen inversiones interesantes.
¿El emprendedor nace o se hace?
Se hace. Ciento por ciento se hace. No hay genéticamente virtud, las virtudes se aprenden, se construyen, se edifican durante la vida. La virtud del orden, de la disciplina, de la paciencia, del entusiasmo, del emprendimiento, de saber vender, de proyectarse, de vencer el miedo, de echarle ganas a la vida, todo se aprende, eso no viene en los genes. Eso es el entorno, el ambiente y la habilidad de cada individuo. Hay que leer libros, el que recomiendo es ‘Cápsulas de sabiduría para triunfar de verdad’.
¿Cuál es la mejor cápsula?
Entre todas, la más bonita es la que le dice al individuo ‘no mires lo cotidiano, eleva tus ojos a la plenitud del cielo, donde mora Dios, recibe su santa inspiración y échale ganas a trabajar’.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
