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Gerhard Henrik Armauer Hansen se interesó por el estudio de la lepra, enfermedad común en Noruega. Estuvo a punto de que le robaran los créditos de las investigaciones por parte del alemán Alberto Neisser. Años después, retomó el honor y hoy se conoce esta enfermedad como ‘Gerhard Henrik Armauer Hansen’.
Cuarentaicuatro nuevos casos de lepra se conocieron en Norte de Santander (Colombia), durante el 2016. La cifra corresponde a una prevalencia de 0,32 casos por 10.000 habitantes. Además, se captaron 40 casos nuevos con una incidencia de 2,9 casos por 100.000 habitantes. Los datos confirman que la enfermedad continúa siendo de especial interés para la salud pública, especialmente en Ábrego, Puerto Santander, Sardinata y Cucutilla.
El 30 de enero, se conmemorará el Día Mundial de lucha contra la lepra o enfermedad de Hansen. La fecha servirá para fortalecer las acciones de sensibilización frente a la enfermedad y disminuir el estigma que afrontan los pacientes. El lema de la jornada es ‘Diagnostique a tiempo y viva sin barreras’.
¿Nombre?
Gerhard Henrik Armauer Hansen
¿Fecha de nacimiento?
29 de julio de 1841.
¿Quiénes fueron sus padres?
Mi madre Elizabeth Concordia Schram era miembro de una familia de carpinteros que se establecieron en Bergen. Mi padre Claus Hansen fue un comerciante que tras la crisis de 1848-1851 quebró y se arruinó. Desde entonces trabajó como cajero en un banco.
¿Estudios?
Estudié medicina en la Universidad de Christiania (ahora Oslo) a la vez que trabajaba para pagarme los estudios. Me gradué en 1866 y por entonces había demostrado talento para la investigación.
¿Dónde hizo las prácticas?
En el Hospital Nacional en Christiania (Rikshospitalet). Después, ejercí como médico asistente del Hospital Nacional de Oslo, durante un año. Luego, desempeñé el cargo de oficial médico de una compañía de pesca.
¿Por qué se aburrió?
Harto de la rutina regresé a mi pueblo natal (Bergen) en 1869, que se consideraba centro para la investigación de la lepra.
¿Qué era la lepra?
En ese momento la enfermedad constituía un problema social en Noruega, con unos 3.000 afectados.
¿En qué trabajó?
Pronto fui nombrado auxiliar del Lungegaarden Hospital, bajo la dirección de Daniel Cornelius Danielssen quien, con Carl Wilhelm Boeck, en 1847, había publicado el trabajo Om Spedalskhed (Sobre la lepra).
¿La lepra es hereditaria?
Danielssen la consideró como hereditaria. Viajamos a los sitios más remotos para atender a los leprosos y para recoger material para los estudios. Basado en los estudios epidemiológicos concluí que la lepra era una enfermedad específica que debía tener una causa específica y no hereditaria.
¿Por qué lo aseguró de esa manera?
Estaba convencido de que una bacteria llevaba la enfermedad de persona a persona. Se trataba de una especulación atrevida en un momento en el que el concepto de contagio todavía no estaba claro y nadie había podido demostrar que una bacteria podía ser la causa de una enfermedad.
¿Le creyeron?
No. Estas afirmaciones me ocasionaron problemas profesionales con mi superior, aunque no personales.
¿Qué efecto surtieron los estudios?
El número de nuevos casos de lepra disminuyó gracias a la eficacia de las medidas que se tomaron contra el contagio.
¿Cuándo publicó su primer trabajo sobre la materia?
En 1869, en noruego en 1871. Describí la apariencia y las alteraciones del tejido linfoide de los leprosos. Apliqué el término ‘infectionsstoff’ (la ‘substancia infecciosa’). No está claro del todo su significado.
¿Tenía buen equipo para investigar?
La pobreza del equipamiento del laboratorio no permitía trabajar con comodidad y obtener buenas preparaciones.
¿Qué es el bacilo de Hansen?
En 1871, me lancé a buscar el agente causal. Decidí buscar bacterias en la sangre de enfermos de lepra. Al no hallarlos, los busqué en los nódulos superficiales. Vi en estos unos cuerpos dentro de las células que se parecían a bacterias; no estaban en todas, pero sí en la mayoría. Al principio era incapaz de ver estos cuerpos en pacientes con lepra tuberculosa, pero después de estudios prolongados también los hallé. No observaba ninguna diferencia entre estos cuerpos y las verdaderas bacterias. En 1873, describí estos cuerpos, conocidos con el nombre de bacilo de Hansen.
¿Cómo recibieron los colegas esos descubrimientos?
La mayoría de los colegas se rio. Según ellos, habían visto esas estructuras, pero señalaron que no eran las causantes de la enfermedad.
¿Esa burla mermó sus investigaciones?
Qué va. En 1879, era capaz, mediante el uso de técnicas mejoradas, de mostrar los bacilos en gran número en las células. Creía firmemente que eran el agente etiológico de la lepra.
¿Cómo fue el inconveniente con el bacteriólogo alemán Alberto Neisser?
Sencillo. Me visitó, examinó más de 100 pacientes y le entregué preparaciones histológicas de nódulos en los que no podían verse de forma clara los “cuerpos”. De regreso a Alemania, no dudó en publicar los resultados de las investigaciones, sin comunicármelo. En 1881, publicó un artículo en el que se atribuía el honor de descubrir el microbio que causaba la enfermedad, a la vez que trató de desacreditarme. No hay duda de que Neisser pensó robarme el descubrimiento.
¿Y usted qué hizo?
La reacción fue la indignación, particularmente porque el término ‘bacteria de Neisser’ estaba utilizándose. Animado por mis colegas defendí mi posición sin entrar en la polémica de forma directa. Reuní los trabajos sobre el tema desarrollados desde los años 70 y los publiqué en noruego, alemán, inglés y francés.
¿Cuánto duró ese conflicto?
Mucho tiempo. En el congreso sobre la lepra que se celebró en Berlín que me reconoció oficialmente como el verdadero descubridor del bacilo de la lepra. En las memorias que escribí 30 años después, señalé que Danielssen estaba furioso, porque no respondí de manera más agresiva al intento de Neisser de atribuirse el descubrimiento.
¿Recibió muchos reconocimientos y premios por sus estudios sobre la lepra?
Sí. Fui presidente de honor de la sección de dermatología y sífilis del Congreso Médico Internacional que se celebró en Copenhague en 1884; presidente del International Leprosy Committee; presidente honorario de la Conférence Internationale de la Lèpre, en Berlín, y presidente de la segunda, que tuvo lugar en Bergen, en 1909.
¿Además de los trabajos sobre la lepra, qué más estudió?
Cultivé la historia natural, especialmente la zoología. Dediqué mucho tiempo a estudiar especies de moluscos y gusanos. Fui director del Museo de Historia Natural de Bergen, en 1847. Jugué un papel destacado en la difusión de las ideas de Darwin, fui un radical en mi tiempo, un ateo con actitud hostil hacia la iglesia. Las personas del círculo más íntimo me describieron como amable, de buen corazón, poco ambicioso y enemigo de las formas supérfluas.
¿Qué predicciones dejó para la humanidad?
Que será en el siglo XX cuando se resuelva el enigma de la vida; dudé de que las religiones perduren en el futuro, y apoyé las demandas y reivindicaciones de las clases obreras. El 12 de febrero de 1912, en Florø, pueblo de la costa occidental, fallecí.
Adaptado del original escrito por: José L. Fresquet. Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia (Universidad de Valencia – CSIC). Agosto, 2004.
http://www.historiadelamedicina.org
RAFAEL ANTONIO PABÓN
