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Balance comunicativo del primer año de Santos

Al lado de los balances de gestión que analistas y medios de comunicación han hecho del primer año de gobierno del presidente Juan Manuel Santos, se hace necesario presentar otro: el relacionado con la estrategia comunicativa del gobernante. Hay cinco ideas que resumen cómo le fue al mandatario en estos primeros 12 meses:

Diálogo: Sin duda, las tres primeras semanas de gobierno de Santos fueron contundentes en mostrar el nuevo espíritu de diálogo que animaría varios de los frentes de gestión. Se sentó a reconstruir relaciones con actores que en los últimos cuatro años no fueron bien vistos en la Casa de Nariño: los presidentes de Venezuela y Ecuador, los directivos de los partidos Liberal y Polo Democrático, y las altas cortes judiciales,  en particular la Corte Suprema de Justicia.

Antes de posesionarse lo había planteado en los principios de buen gobierno: “creemos en el diálogo constructivo”. Ese diálogo lo convirtió en el nuevo mejor amigo del presidente Hugo Chávez, y trasformó al Partido Liberal en el más fuerte aliado programático. No obstante, el espíritu de diálogo no siempre fue la característica. No lo fue para la Ministra de Educación que promovió una reforma universitaria y solo involucró a las universidades cuando protestaron; no lo fue para el Ministro de Trasporte que promovió una reforma a los fletes en la movilización de carga por carretera y solo involucró a los trasportadores cuando hicieron un paro que bloqueó las vías de acceso a Bogotá; no lo fue para el Ministro del Interior que no logró conciliar con el aparato judicial los principales retos de la reforma a la justicia.

Ausencia de críticas: La llamada Unidad Nacional ha logrado en un año alinear (¿o alienar?) a muchos actores institucionales y sociales, lo que ha llevado a silenciar las críticas en la mayoría de los aspectos esenciales de la gestión gubernamental. Salvo con lo sucedido en el caso de la seguridad, en los demás frentes de gestión se han presentado más reconocimientos que cuestionamientos a la labor del presidente Santos. Hay, además, una fuerte alineación mediática. Tradicionalmente, las actividades del jefe del Estado tienen un alto grado de divulgación en los medios de comunicación. Con Santos no se ha hecho la excepción. Es protagonista de primer nivel en la mayoría de los registros noticiosos de la radio, la prensa y la televisión nacional, aunque aclarando que no satura tanto como el presidente Uribe, porque Uribe opacaba en alto grado al equipo de ministros, sobre todo en el segundo cuatrienio. Solo el Polo Democrático y algunos pocos columnistas han actuado permanentemente como opositores y críticos. El único frente en el que hubo cuestionamientos, sobre todo durante los primeros meses de 2011, fue en el caso de la seguridad. Se empezó a mover desde diferentes frentes (inspirados sobre todo en los más férreos seguidores de Uribe) la idea de que la seguridad democrática se estaba deteriorando.

     

Tensión comunicativa con Uribe: Pero sin duda el mayor frente de cuestionamientos a Santos, paradójicamente, ha venido de quien fuera su antecesor, el ex presidente Álvaro Uribe. El discurso uribista, promovido fundamentalmente por Twitter, evolucionó de un nivel favorable hasta llegar a manifestar abiertamente desconfianza e insatisfacción. La frase con la que Uribe recibió a Santos Presidente es hoy un recuerdo: “Yo siento, Presidente, una ilusión de colombiano, de saber que el timonel de la nación será usted”. De allí en adelante Santos asumió de manera independiente la toma de muchas decisiones que no gustaron a Uribe y que  abrieron grietas en la relación. Pero ha sido en el marco de las investigaciones por corrupción del último año, donde se trasformó radicalmente, evidenciado en muchas declaraciones de Uribe que reflejaban descontento.

A manera de ejemplo:

–         Uno para lucirse no tiene que graduar al gobierno anterior de corrupto ni cambiarles de nombre a las cosas.

–         Ojalá esos hallazgos sobre las demandas de corrupción contra mi Gobierno no se le conviertan en falsos positivos.

Hoy, la relación está clara: Santos no gobierna para ganar la complacencia de Uribe, y aunque sigue siendo elogioso cuando habla del ex presidente, el diálogo entre ellos está roto. La frase, “No peleo con Uribe”, y algunas pullas previas (“como ex presidente estaré dictando clase y no molestando a los presidentes de turno”) dan cuenta de que sí hay tensión.

Temas clave: De labios hacia fuera, Álvaro Uribe siempre manifestó la intención de luchar contra la corrupción. Pero los escándalos en su gobierno siempre fueron destapados por los medios de comunicación. Nunca por nadie de su gobierno. Los funcionarios llegaban después de que los medios habían hablado de esos asuntos. Y, adicionalmente, en no pocos casos Uribe terminaba defendiendo a los cuestionados. Con Santos hay un escenario hasta ahora diferente. Lidera la lucha contra la corrupción. Ha salido a las ruedas de prensa a mostrar públicamente las investigaciones como en los casos de la Dian y la Salud.

El discurso de la conciliación: Más allá del agradecimiento que muchos colombianos tienen hacia el ex presidente Uribe, no pocos sentían también que era necesario un cambio de estilo y rumbo. No pocos estaban cansados del discurso de la confrontación. Con Uribe la diplomacia era poco frecuente. Los críticos de su gobierno recibieron siempre un tratamiento fuerte en los discursos e intervenciones de quien en ese momento era mandatario. De un Presidente que no tenía problema en manifestar que tenía vocación de gamín, al que se le filtró una grabación en la que le decía a su interlocutor “Te voy a pegar en la cara, marica”, y que cuestionaba al que lo criticaba, se pasó a un escenario en el que no existen esos tratamientos.

Expectativas y logros: Finalmente, hay que mencionar que el mejor discurso de un gobernante es el de los logros. Y Santos los ha tenido: en política exterior, en reformas económicas, en asuntos sociales (Ley de Víctimas) y en la lucha contra la corrupción. Hay aspectos que no avanzan tan bien: seguridad, infraestructura, salud, empleo, entre otros. Ello explica el resultado de la encuesta Colombia Opina, en la que solo el 50 % de los ciudadanos encuestados cree que el país va por buen camino.

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Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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