El 25 de julio de 2013, Juan Carlos Calderón aprovechó la visita de Juan Manuel Santos para hablar en su estilo, bendecir al Presidente y agradecer por la obra que entregaba.
CÚCUTA.- Desparpajado, relajado y dicharachero, así se mostró el padre Juan Carlos Calderón, párroco de la Catedral de San José, al dirigir la bendición del proyecto habitacional Estoraques, en Cúcuta. En primera fila destacaba el presidente Juan Manuel Santos y buena parte de la comitiva que lo acompañó en la visita a la ciudad.
Al mandatario, sin ruborizarse, lo llamó “Juanma”. El aludido respondió con una leve sonrisa a la ocurrencia del sacerdote, mientras el auditorio estallaba en carcajadas.
La familiaridad en el trato tampoco provocó asombro entre el público, porque los fieles católicos saben de las locuras de Calderón en el púlpito y de la locuacidad con que predica.
Ninguno hizo la relación de apellidos ni menos se puso a pensar si son amigos desde la infancia, la época colegial o el paso por la universidad. El Presidente fue educado en la Escuela Naval y el sacerdote recibió la formación en el seminario, por lo que no pudieron compartir pupitre, salón o tablero.
Juan Carlos no se ahorró en elogios para con el gobernante y contó una anécdota que no borró la sonrisa del visitante. De acuerdo con el relato del religioso, ‘El Mono’ de los Santos estaba predestinado para ser Presidente y así se cumplió la voluntad del padre, el tío y los demás familiares.
El público, compuesto por hombres y mujeres expectantes por tener un techo seguro y propio, respondió con risas a las ocurrencias del predicador, que recordó el pasaje bíblico del Buen Samaritano y así llamó a Juan Manuel Santos.
En lenguaje coloquial dijo que las obras quitan pecados. En consecuencia, la entrega de las viviendas limpiará de algunas faltas (veniales, quizás) al Presidente, ministros, exministros, Gobernador, Alcalde y congresistas asistentes.
“Gracias, Juanma”, dijo el padre Calderón, bendijo el agua y la esparció entre los ocupantes de las primeras filas. Terminó la oración y corrió a cumplir con otro compromiso para salvar otras almas.
El presidente Juan Manuel Santos, al término de la intervención de entrega de títulos, buscó al sacerdote, lo llamó por su nombre y no encontró respuesta. “De Juanma para Juanca”, dijo el mandatario y lo admitió, momentáneamente, en la familia por la relación del apellido Calderón.
La gente disfrutó con este coloquial cruce de palabras, demostración de amabilidad y afabilidad entre dos personajes que, tal vez, no vuelvan a encontrarse en el camino terrenal.
RAFAEL ANTONIO PABÓN