Contraluz.CO Sólo Periodismo
Artículos relacionados
CÚCUTA.- El Cúcuta Deportivo no anda bien en ninguno de los torneos del fútbol profesional colombiano en los que participa. En la primera A no consigue los resultados y a fuerza de perder en casa ocupa la última posición de la tabla, el olor a descenso es intenso y la pérdida de fe entre la afición se siente con cada jornada.
En la Copa Colombia no va mejor. Es el quinto del grupo, con cuatro puntos. Por encima tiene a Boyacá, Bucaramanga, Alianza Petrolera y Patriotas. Solo le gana a Real Santander.
Lo triste en la vida motilona es que los aficionados le perdieron el respeto al equipo. Los gritos en las tribunas dejaron de ser de respaldo para transformarse en insultos. De los aplausos se pasó a los madrazos; del bombo y los platillos, a los pitos y silbidos; del ‘sí se puede’, al ‘cebos, cebos’, y de los gritos de aliento ‘Cúcuta, Cúcuta’, a las groserías.
Los cánticos que se escuchaban en Sur, salidos del ambiente ‘bacano’ de la Banda del Indio, dieron un giro inesperado y ahora se entonan estrofillas cargadas de palabras soeces. ‘Jugadores, la p… de su madre’, es uno de los estribillos que entonan los muchachos mientras saltan y saltan y saltan sin parar.
Los aficionados normales, los que pagan la boleta, los que entran con tiquetes de cortesía, los que todavía asisten a Oriental y Occidental, desesperan con cada jugada y dejan salir ese ‘hachepetazo’ que se escucha mal, pero que los hace sentir bien cuando lo gritan.
Las mujeres, elegantes al vestir, maquilladas para el espectáculo, vestidas con la camiseta oficial o de civil, aprendieron de los acompañantes y de los compañeros de barda a ofender y sin recato se desgañitan contra los jugadores, el árbitro, los directivos, los periodistas y los visitantes.
Ir al General Santander se ha convertido en el desfogue de los cucuteños. Los 90 minutos del partido les sirven para botar el veneno acumulado en el trabajo, el estudio, la calle, el trasporte público, el colegio, la universidad y la casa. Al estadio, ahora, se va a arrojar las rabias que los acosan entre semana y que se acumulan por 15 días.
Para colmo de males, no venden cerveza para ahogar la pena que ocasiona cada derrota rojinegra. El dulce de la paleta no hace el mismo efecto que el fermento de la cebada, y el sabor de la gaseosa no produce la misma euforia que los grados de alcohol del águila.
La pólvora desapareció. Las luces de bengala, los fuegos pirotécnicos, las matasuegras, los tumbarranchos y los saltapericos quedaron en el recuerdo. El cielo dejó de iluminarse para aparecer gris, como el panorama del once fronterizo.
Y es tan triste el espectáculo, que hasta las niñas porristas perdieron el ritmo y sus instructores cada día empeoran las presentaciones. Seguro, muchos asistentes al General preferirían que no salieran a hacer el ridículo, como lo están viviendo.
Todo es producto de la mala racha del cuadro motilón. Hasta el perro de Roque dejó de pasearse por la gramilla para hacer perder unos minutos valiosos para los motilones.
Pero como los humanos son amantes del dolor y la pena, hoy acompañarán al Cúcuta Deportivo en el desvalorizado Clásico del Oriente, a las 3:30 de la tarde por la quinta fecha de la Copa Colombia, porque a Bucaramanga sí hay que ganarle.
El profesor Oscar Héctor Quintabani convocó a 16 jugadores.
Arqueros: Williams Buenaños, Carlos Barahona.
Defensas: Jairo Suárez, Edwin Del Castillo, Yesid Martínez, Mauricio Duarte.
Volantes: Dayron Pérez, Henry Palacio, Mauricio Arquez, Sebastián Botero, Carlos Caicedo, Luis Iriarte y Cristián Arévalo.
Delanteros: Tommy Tobar, Carlos Herrera y Víctor Uribe.
La clasificación del grupo es la siguiente:
Boyacá Chicó, 10 puntos.
Atlético Bucaramanga, 7 puntos.
Alianza Petrolera, 5 puntos.
Patriotas, 4 puntos.
Cúcuta Deportivo, 4 puntos.
Real Santander, 3 puntos.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Rafael Antonio, por fin un triunfo; será que al tocar fondo saldrán impulsados a recuperar puntos? Seguro rezaron y se arrepintieron en la semana santa, ahora