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Pedro Barbosa llegó al Cúcuta Deportivo por casualidad, porque la diosa de la fortuna le dio esa oportunidad y supo aprovecharla. Además, jugó en estudiantes de Mérida (Venezuela) y cumplió con su deber como futbolista. / Fotos: contraluzcucuta.co

NECROLOGÍA. De la ‘recocha’ de Guaimaral, al Cúcuta Deportivo, Pedro Barbosa

En 1985, el Cúcuta Deportivo afrontó una situación difícil de desorden deportivo. Esa circunstancia le dio la oportunidad a Pedro Barbosa de vestir la camiseta rojinegra. Desde entonces, llevó con orgullo el recuerdo de haber formado parte de la titular motilona.

Ayer, Barbosa se fue a jugar fútbol, su pasión, a otra dimensión. Dejó el mundo terrenal luego de haberlo disfrutado a su paso. Paz en la tumba.

Esta nota se publicó, en octubre de 2022, en Acord Informa. Hoy, la compartimos para conocer cómo pensaba Pedro.  

CÚCUTA.- Jugar al fútbol es una de esas posibilidades que tienen los seres humanos y que en el pasado reciente era exclusiva del género masculino. Desde niños el sueño comienza a tomar fuerza y no es otro que llegar al profesionalismo. Cada partido se disputa con honor para mostrar qué se tiene y demostrar que el futuro se labra con esfuerzo.

Para unos, ese trabajo arduo da frutos y desde la infancia se encarrilan por el camino del éxito. Mientras que para otros el sudor derramado sobre la cancha será solo parte del afán que se tenía por descollar en esta disciplina. También, se cree, que el factor suerte juega papel fundamental en el momento de la escogencia del mañana.

En 1985, el Cúcuta Deportivo afrontó una situación difícil de desorden deportivo. Los grandes se pararon y no atendieron el compromiso adquirido con el club. La falta de paga llevó a los voceros de los jugadores a convencer a los demás y no volver a jugar.

  • Ahí fue cuando el profesor Omar Vega recurrió a la ‘recocha’ de Guaimaral, conformó un grupo y comenzaron a jugar como profesionales.

Pedro Barbosa lo tiene claro y así lo rememora parado en la cancha de San Eduardo. El sol calienta como en las buenas jornadas de fútbol en la tribuna Oriental. Entre tanto, los recuerdos fluyen de esa época. Algunos de los jóvenes que encontraron la oportunidad de vestir la camiseta rojinegra no pudieron consolidarse como jugadores y volvieron a sus andanzas de aficionados.

Esos muchachos se perdieron, silvestres, para el fútbol, como sucede con otros tantos que no encuentran la brújula que los oriente para tomar el sendero cierto de esta disciplina. Otros, se han ido, porque, a pesar de las condiciones físicas, les falta carácter para asumir el sacrificio que impone el deporte.

Barbosa supo entender el momento y ahora, mucho tiempo después del debut con el once motilón, mantiene el trabajo físico, juega de vez en cuando y es pieza fundamental en la organización de los ex futbolistas rojinegros. Celebran fechas especiales y hacen labor social con la comunidad, a manera de agradecimiento, porque un día los consideró sus ídolos.

  • No estamos unidos. Esa es la realidad. Son pocas las oportunidades en las que podemos encontrarnos para recordar anécdotas e historias.

Y se lamenta que esta situación ocurra en ese gremio. Está convencido de que, si no lo consiguen, es difícil que alguien extraño a la profesión llegue y les dé el respeto que merecen. Aunque no pierde la esperanza de ver consolidado el grupo.

Pasa la página y apunta hacia la afición cucuteña, a la que tilda, como muchos lo reconocen, ‘la mejor del país’. Por esta condición, no merece que el equipo no compense los esfuerzos que hace para acompañar y alentar en el estadio General Santander.

  • Al menos tenemos fútbol. Cuando se llevaron el equipo, uno pasaba por el estadio y era solo, ahora hay que apoyarlo.

Pedro Barbosa llegó al Cúcuta Deportivo por casualidad, porque la diosa de la fortuna le dio esa oportunidad y supo aprovecharla. Además, jugó en estudiantes de Mérida (Venezuela) y cumplió con su deber como futbolista.

Hoy, su segunda casa es el club Coveadse, en San Eduardo. Ahí se mantiene ligado al fútbol mientras conversa con amigos y los admiradores que le quedan por haber sido motilón.

 RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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