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CÚCUTA.- 62.013 árboles se han sacrificado en Cúcuta, entre 1950 y 2013, para darles paso al modernismo y al desarrollo comercial. El título de ‘Ciudad Verde’, otorgado a la capital de Norte de Santander en la década de los 90, está a punto de quedar solo en el recuerdo.
El análisis se desprende de la investigación efectuada por universitarios y profesionales locales para medir el impacto de las construcciones en tres áreas fundamentales de la ciudad, y revelado por el ingeniero forestal Miguel Angarita.
De acuerdo con el estudio, 984,3 árboles han desaparecido cada año para permitir el surgimiento de edificios, centros comerciales, urbanizaciones y otro tipo de construcciones.
Las siguientes son las principales conclusiones:
1.- En 1950 en la Diagonal Santander había 30.000 árboles. Por la aparición de los almacenes de cadena, viviendas, Club Tennis y el entorno, en 1980 se conservaban 4500 árboles; en el 2000 había 3800 y en el 2013 solo se cuentan 2760.
2.- En 1950, en el Bosque Popular y el área de influencia había 20.000 árboles. La llegada de Corponor y Home Center al sector, y la construcción de viviendas bajaron las cifras a 6320, en 1980; 1750, en el 2000, y 140, en el 2013.
3.- En 1950, en el reformatorio Rudesindo Soto, Quinta Vélez y Bomberos había 15.000 árboles. Los números cayeron a 2800, en 1980; 630, en el 2000, y 87, en el 2013, por la construcción del Ventura Plaza, la sede de Telecom y el desarrollo urbanístico en el entorno.
“Los proyectos no deben causar deterioro”, escribió el ingeniero Angarita en el análisis del estudio y que tituló ‘Ambiente y áreas verdes de Cúcuta’. “El remplazo de áreas verdes por obras exige planes de reposición d especies que eviten el agotamiento del suelo”.
Entre las especies desaparecidas están el urapo, matarratón, oití, ficus, guásimo, camajón, níspero, palma real, mango, samán, cuájaro, lluvia de oro, cañaguate, acacio, almendro, palma botella, moral, jaboncillo, hobo, palma areca, palma abanico, mamón y guadua.
“El progreso debe ser ordenad y justo con el ambiente”, conceptuó Miguel Angarita. Cuando las áreas verdes son modificadas para construir puentes y edificios se produce un nuevo ambiente humano con alto porcentaje de alteración del ecosistema, el ambiente artificial hace desaparecer la biodiversidad y perjudica la cultura social, económica y humana.
