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NOTAS MARGEN. Nos faltan análisis y esfuerzos compartidos para desarrollar la zona fronteriza

1.- Las áreas o zonas fronterizas, que contienen el 53 % de las fajas territoriales de Colombia, ameritan, por su importancia y trascendencia, de un análisis y evaluación detallada, con el fin de captar los hechos y la magnitud de los factores y las características que a cada una determinan desde su nacimiento y las interconexiones con los países vecinos y las relaciones de convivencia con ríos, extensas llanuras, poblaciones indígenas y el modus vivendi y operandi, utilizado por las fuerzas oscuras de la droga, que aprovechan estos lugares marginales y abandonados ante la inoperancia de los Estados y al menos con la creación y funcionamiento pleno del Ministerio de Fronteras y de una Contraloría de Fronteras.

Sí, las zonas o regiones fronterizas requieren de una mayor y más directa atención, porque han crecido sin guía, ni protección, y al amparo de situaciones y de hechos que, infortunadamente, no han sido acompasados por el ritmo de la comprensión, no obstante la alta importancia que revisten, como lo califican y determinan la Amazonía, La Guajira, los Llanos Orientales y las extensas interferencias con Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil, donde cada caso obliga a buscar o a propiciar no solo entendimientos, sino mayores favorecimientos de relación e intercambio, con mejoramiento de servicios básicos, porque es en terrenos de esta clase donde más debiera intervenir y actuar, el mundo tecnológico de la energía eólica, solar y las interrelaciones por satélite, mientras, surgen las vías y carreteras de conexión interdepartamentales y nacionales.

2.- En lo referente a la vivencia y la convivencia fronteriza binacional, que dominan Colombia y Venezuela, es tanto lo que falta por hacerse y consolidar que, recientemente y con ocasión del cierre al tráfico fronterizo, fue fácilmente advertible el vacío que dejaban los miles de vehículos que no transitaban, con los otros miles de pasajeros visitantes o compradores que dominaban calles, avenidas y centros comerciales. Aún más, no hubo ni protestas, en el cierre de las fronteras, que lleva más de dos años, porque hay apatía, indiferencia y abandono.

Creer que en las fronteras no ha ocurrido nada, es no conocer lo acontecido con el valor de las monedas de intercambio, la carne, la gasolina, el contrabando masivo y la lucha entre los carteles de la droga y el olvido a la industrialización, la investigación, la innovación, la capacitación, mediante incentivos, estímulos y mecanismos, solicitados hace muchos años, pero que no llegan, porque el centralismo es fuerte y  absorbente y la solidaridad, unidad y esfuerzo compartido es débil en las fronteras, por la falta de liderazgo y la ausencia de una labor concertada y para efectuar en equipo.

 

3.- Y estas fallas de la comunidad fronteriza, en gran parte, se deben a la búsqueda de la ganancia o utilidad por la vía más fácil del contrabando y a la conducta de dejar para después lo que se debe hacer ahora, sin medir consecuencias, ni resultados. Y, eso, se traduce en los  desequilibrios de la política representativa que no genera labores compartidas, ni empeños conjuntos, salvo raras excepciones, pero sí huecos o vacíos como las carreteras, el agua, el gas, el tren, el movimiento aéreo, la carencia de un parque industrial y el no caer en la cuenta de que han pasado los años y las iniciativas de importancia no han surgido, porque hay vacíos de mando y falta de metas.

Un agravante serio y delicado: Si no hay un accionar pronto, ordenado y respaldado, para estimular el área o zona fronteriza  e impulsar las iniciativas sobre Zona Franca, aeropuerto internacional, parque industrial y tecnológico y utilización de maquiladoras para generar empleos y propiciar un giro hacia la producción y el desarrollo, con visión de futuro e investigando, innovando y capacitando, que nadie, se queje después. Por eso es importante un análisis franco y abierto con el gobierno nacional y de este con el gobierno venezolano, para propiciar  el interés y los  esfuerzos compartidos.

JOSÉ NEIRA REY

jneirarey@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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