1.-La urgente y necesaria concertación que se concrete mediante una real y permanente gestión en equipo es y debiera ser, de manera constante y primordial, la conducta de quienes por poder gubernamental, elección popular o ubicación directiva en los círculos privados y de participación ciudadana tienen el compromiso y la obligación de exteriorizar y cumplir sus compromisos con el pueblo, que golpeado por el sin número de circunstancias que hoy gravitan y se viven en todas las latitudes, comienzan a contemplar y expresar que los problemas existentes son ciertos y reconocibles – en todos los países – pero de manera especial los que buscan ansiosamente su trasformación y desarrollo en las áreas o zonas fronterizas.
Por eso, lo que estamos contemplando – diariamente – es fiel reflejo de esa falta de asociación y unión que debiera existir en los sitios y lugares donde hay más requerimientos de ajuste, renovación o cambio y en procura de generar solución a los problemas y análisis de propuestas y fórmulas que permitan encarar los cambios que son indispensables, como son los que conciernen a lo básico de la vivencia y a la generación de empleos, investigación, capacitación, innovación, recursos financieros, incentivos, estímulos y mecanismos promotores de progreso.
2.- Pensar que el drama colombo-venezolano fronterizo se puede llevar a feliz término, sin que se hagan no solo acercamientos, sino entendimientos al más alto nivel y con aprobación amplia y clara de la ciudadanía – que da fuerza y vigor a estos Estados y a la fraternidad e integración – es seguir creyendo y pensando en el oscurantismo centralista y el olvido a la periferia, sintetizado en las indiferencias y el no buscar premisas productivas que lleguen al conjunto fronterizo en educación, investigación, capacitación, progreso, fraternidad, integración y mejoramiento integral productivo.
En las zonas fronterizas hay muchísimo por hacer y promover, pero ha hecho falta mayor presencia directiva, que obrando activamente logre abrir caminos a la búsqueda y hallazgo de acciones y mecanismos, que a su vez permitan convocar a una vivencia que supere el error nacional del exagerado centralismo que alimenta el individualismo, el facilismo y el ‘rosquísmo’ exclusivista, que no ve más allá de los que integran la realización de un especifico y egoísta empeño.
3.- La geoestratégica ubicación que puede respaldarse con interconexiones viales, férreas y aéreas para mejor utilizar nuestros productos y las ventajas comparativas que también se pueden canalizar, permitiría abrir caminos a centros y mercados nacionales e internacionales mediante importaciones y exportaciones productivas, utilizando zonas francas, parques industriales y tecnológicos, maquiladoras y gestiones de gran alcance, con diferentes sitios y lugares del planeta. De ahí, la urgencia y necesidad de un nuevo acople y conducta directiva y ciudadana de colombianos y venezolanos.
La situación en fronteras está demostrando que la universalización de la democracia, el progreso general y la obligación de tener deberes y derechos para todos, implican un cambio de planes y conductas localistas, así como una visión de futuro más comprometida, amplia y responsable entre todos. De ahí que trabajar unidos y en equipo entre colombianos y venezolanos debe ser un propósito edificante, útil, constructivo, positivo y progresista.
JOSÉ NEIRA REY