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1.- En los momentos de crisis y de convulsión – cuando surgen los temores, pero también se insinúan las soluciones y la valoración de perspectivas – es cuando, igualmente, irrumpen líderes y guías que orientan y conducen a la colectividad sobre los pasos más convenientes y las acciones y las conductas más procedentes hacia las tareas que exigen más solidaridad de voluntades Y de perseverancia. Como lo que experimentamos es una crisis vale preguntar ¿Se ha convocado al sector privado para conocer sus impresiones y sugerencias? ¿Hay unidad de criterios en la clara exposición de criterios y alternativas?
2.- Y si esto hay que lograrlo en lo nuestro, o sea en el alero colombiano, ¿Con quiénes, del alero venezolano y del sector privado paralelo, se ha dialogado? ¿Qué temáticas se han propuesto y evaluado? ¿Hay entendimientos y situaciones o hechos concretos aceptados por las autoridades de una y otra parte de la relación inter fronteriza? ¿Hay ánimo cierto y constatable?
3.- ¿Por qué formulamos estos interrogantes? Porque este momento no puede, ni debe ser de silencios y menos de complicidades negativas, que no permitan la divulgación de lo que se hace o intenta, porque lo que se espera, con espíritu sano y de convivencia y mancomunidad fraternal –como es el caso de nuestra frontera, donde vivimos y actuamos – es el concertar empeños emprendedores, para buscar y promover un cambio y con el mayor y mejor desarrollo generador de empleos e impulsor de inversiones e innovaciones progresistas y trasformadoras.
Además, para reconocer y aceptar que a nivel de grupo social y de estamentos que dan cuerpo y vivencia a una región nos falta una mayor cohesión, no solo en los propósitos, motivos y retos por cumplir, sino en la consistencia y fortaleza de las tareas que bilateralmente debemos cumplir, porque una relación fronteriza no es lo que haga un lado, sino lo que conformen los dos componentes, así existan diferenciaciones políticas, porque lo básico e importante en casos como lo eminentemente fronterizo es que la interrelación y mancomunidad de intereses sea seria, auténtica y emprendedora, en los principios tutelares de mutuo apoyo y beneficios compartidos que definen y determinan la vida fronteriza, que no es nunca del predominio de un lado y de la dependencia del otro.
El que Venezuela haya hecho o esté tratando de hacer un giro hacia el socialismo no significa que no pueda hacer una integración e interrelación respetuosa en la diferenciación y trabajando con libertad y decisión en el progreso individual y colectivo.
Por eso, el manejo y las disyuntivas de evolución en una zona fronteriza como la nuestra, exige un trato inteligente. Y, una valoración de realidades que permita comprender que solo mediante la solidaridad y unión compartida y participativa de las sociedades que se acercan y compenetran se le puede dar vigencia a la descentralización administrativa y a una ejemplarizante representatividad ejecutora de labores mutuas, así como a la convocatoria de los más capaces y honestos, no solo en la defensa y la protección de las mercancías y de las demandas y ofertas, sino de los derechos de uso y de los que regulan los acuerdos y pactos entre los dos Estados, en sus incentivos, estímulos y mecanismos permanentes, que conformen las políticas que deben emanar de las fuentes de poder, en cada lado de estas fajas territoriales, de naturaleza y características especiales. Y, muy distintas, a las áreas centrales de uno y otro país.
JOSÉ NEIRA REY
Foto: veonoticia.com
