CÚCUTA.- A comienzos de año se respiró un aire de grandeza en la ciudad. El Cúcuta Deportivo regresaba a la primera categoría del fútbol profesional colombiano. Los aficionados saltaron de la dicha y el alcalde Donamaris Ramírez hasta se atrevió a condecorar a directivos y jugadores por la ‘hazaña’.
Hoy, la tristeza embarga a los hinchas y los sume en el más profundo dolor, porque el once motilón, antes de culminar el campeonato, es de nuevo inquilino de la segunda categoría. El llanto es producto de la impotencia y de la rabia que causa esta debacle deportiva.
En el partido contra Caldas, en Manizales, de nuevo mostró a ese equipo sin alma que paseó los estadios colombianos en los dos torneos del año. Jugadores desprovistos de pundonor para defender la camiseta que con orgullo lucieron Lóndero, Verdún, Iguarán Verón, Sinisterra, Serrano, González, Viera, Puppo, Santín y tantos otros que corrieron las canchas nacionales para ganar los puntos con sudor.
Desde la llegada de José Augusto Cadena se predijo que el comerciante del fútbol lo hacía para ganarse otros millones de pesos y engrosar las cuentas bancarias. No venía para hacer del Cúcuta ese cuadro grande y generoso en emociones como el de la versión 2007. Las esperanzas puestas en ese hombre eran pocas y los pesimistas ahora cobran por ventanilla el haber dudado de la honestidad del presidente del club.
Los amantes de la casaca rojinegra, poco a poco, se espantaron del General Santander y en bloque arriaron los trapos con los que arroparon en jornadas pretéritas al Cúcuta Deportivo. Del bullicio en las tribunas quedó el recuerdo y del cielo iluminado por los fuegos artificiales solo están las postales.
A paso lento y jornada tras jornada se desbarajustó el andamiaje montado para acompañar a los motilones. Un puñado de dolientes no permitió la soledad en el estadio. Los demás, prefirieron, incluso, perder la inversión en los abonos con tal de no asistir al pobre espectáculo que ofrece el remedo de equipo que Cadena les ofreció a los cucuteños.
En las últimas jornadas los hombres y las mujeres, adultos y jóvenes, que mantuvieron la fe cedieron ante la realidad. Llevaron carteles dicientes y elocuentes. Gritaron con letras grandes ‘Fuera, Cadena’. Aunque Cadena se hizo el de los oídos sordos, porque la Dimayor, con público o sin público, mantiene la cuota y eso es lo que le importa a José Augusto.
El comerciante se salió con la suya y les ganó la partida a los hoy dolidos hinchas. En la Segunda División, con una nómina de medio pelo, gana los mismos millones que en la A con un listado de jugadores de mediana categoría. Los mercachifles están hechos para hacer negocios redondos y Cadena hace parte de esa ralea. De ahí no va a salir.
En el historial se alcanzará a decir que el Cúcuta Deportivo regresó a la categoría máxima, en el 2015, merced al gol convertido por Lazaga, con la mano. En la memoria de los seguidores del once cucuteño permanecerá la idea que el descenso obedeció a marcadas políticas financieras y económicas del que fungía como presidente de la institución en ese año.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Foto: nuevoestadio.com
Para que un equipo descienda se necesita un pésimo presidente, un irregular entrenador y una nómina que no garantice una presentación decorosa y Cúcuta sumó todos esos factores.: El presidente José Augusto Cadena; el entrenador Flabio Torres; y jugadores que no marcan diferencia pero se creen buenos aunque ellos son los menos responsables porque vinieron porque los contrataron, Da vergüenza es que los ljugadores ocales no sean capaces de establecer el principio de dignidad y respeto que deben tener en la defensa de los colores rojinegros como si lo hicieron en el pasado sus antecesores.