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CÚCUTA.- La tarde dominical cucuteña se opacó, el frío se sintió en el General Santander y los jugadores del Cúcuta Deportivo se entumieron. Por fortuna el lateral derecho Baldomero Perlaza entendió un centro desde el lado opuesto y convirtió el gol que dio los tres puntos al once rojinegro frente a Valledupar.
De los 90 minutos, los motilones, si acaso, jugaron bien el 20 por ciento. El dominio en el resto del partido correspondió al visitante. Los villavicenciunos jugaron tranquilos, los locales tienen en el olvido aquel incidente del 2005, cuando el cuadro metense se prestó para dejar a los cucuteños en la B. Ahora, solo es una referencia histórica puesta en el caneco de la basura.
El comienzo del partido fue lento. Los aficionados tuvieron ocasión para gritar y madrear por las decisiones del línea de occidental. En una, discutida y jurada que era válida, ahogó el grito de gol a Uribe. El nortesantandereano necesitaba ese reencuentro con la red, pero el juez le aplazó el regreso a la tabla de goleadores.
Los aficionados no quieren hacer las paces con el equipo. La derrota en la última salida espantó a los hinchas y el General Santander volvió a mostrar los graderíos desocupados. Otrora las imágenes de las barras y el sonido de las trompetas eran envidiadas en otras plazas. Hoy, en cualquier ciudad colombiana, provocan risotadas.
La idea de permitir el ingreso gratis para niños y adolescentes es buena. Los papás se animan a llevar a los pequeños al estadio y se cumplen dos objetivos.
1.- Se ve más gente en las tribunas, no importa que el dato de entrada sea engañoso, a la final las cuentas nunca las han entregado de verdad, sino disfrazadas.
2.- Se forman los nuevos aficionados, lástima que se críen con los vicios, las groserías y la intolerancia de los viejos.
Perlaza completó tres goles con la camisa rojinegra. Mientras los delanteros Cristian Yesid Lasso Lucumi, Víctor Manuel Uribe Palencia y Yuberney Franco Gaviria pasean la cancha en procura del balón sin mostrar las cualidades anotadoras.
El consuelo de los asistentes, y seguro de los oyentes, es que el once fronterizo acumuló 19 puntos y regresó al grupo de los 8 que tendrán la oportunidad de disputar los cuadrangulares finales. La ilusión es permanecer ahí, en la disputa de los lugares de vanguardia.
Los últimos minutos parecieron eternos. Valledupar se volcó sobre el arco motilón. Defensas, mediocampistas y delanteros llegaron con peligro. Los espectadores recordaron el fatídico minuto de descuento y apretaron dientes y manos. El corazón latía desaforado y los pensamientos se tornaban oscuros, como la tarde. De vez en cuando se escuchaba el grito lastimero, ‘nooooo, noooooo’. Después, a manera de calma, el aplauso para la zaga motilona por despejar el balón y alejar el peligro.
Y se escuchó el pitido final. El tablero (que más parece de cancha de bolas criollas que de estadio de fútbol) dio el veredicto: Cúcuta Deportivo 1 – Valledupar 0. La alegría no fue grande, como en aquellas gestas futbolísticas del antaño reciente. No hubo abrazos, solo saludos. Los jugadores recibieron el tímido respaldo de los escasos aficionados que ocuparon una mínima parte de los 40.000 puestos en los que está dividido el General Santander.
El siguiente compromiso será el 7 de abril, a las 6:00 de la tarde, en Cali. El rival será Depor de Agua Blanca, que suma 8 puntos en la tabla general.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Foto: RAFAEL ANTONIO CAMAPEROS
