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Fecha: 22 de diciembre
Lugar: Estadio General Santander
Motivo: Recuerdo de la primera estrella motilona
Invitados: Los hinchas rojinegros
La fiesta tomó fuerza a medida que pasaron las horas. Los incrédulos daban como cierto que no asistirían más de 10.000 aficionados al estadio General Santander. Como de costumbre, muchos no reclamaron la boleta y tuvieron que pagarles a los avivados hasta $ 10.000, a pesar de que el espectáculo era gratis. Los optimistas, en cambio, llegaron temprano, se hicieron a un buen puesto y lucieron de nuevo la camiseta rojinegra.
La noche dio para todo. Comenzó con el reencuentro de los ídolos con la afición. Los cucuteños les demostraron que los llevan en el corazón, que los recuerdan y que no les han quitado una gota de cariño. En el momento de salir a la cancha para el reconocimiento quedó patentado cuánto los añoran. Esos gritos y esos aplausos fueron el mejor halago para los futbolistas que metieron en el sueño profundo a los hinchas y del que no quieren despertar.
Las tribunas estallaron de emoción al ver a la titular de hace 10 años. Y como en aquel entonces, la piel se erizó. Los fuegos artificiales iluminaron el firmamento, como en esas noches inolvidables, y marcaron el inicio del recuerdo. Las barras volvieron con los trapos y aparecieron las pancartas alusivas a ese momento.
Hasta el anunciador oficial se dejó llevar por la impresión que causaban los graderíos y aprovechó el momento para echarse un discurso veintejuliero. Todo era válido, porque el corazón latía a millón. Y eso que no se jugaba nada, solo se quería recordar. Pero así son los cucuteños, amantes del fútbol y dados a la pasión desbordada.
Pasados los minutos protocolarios, que incluyeron el rato de silencio por los deportistas muertos en Antioquia, recientemente, se dio rienda suelta al partido. En la cancha, los jugadores mostraron seriedad al asumir el compromiso y corrieron como si de verdad estuvieran en la disputa de la final del campeonato.
Ha pasado una década, es cierto, pero los números en las camisas se encargaron de retroceder en el tiempo a los hombres y mujeres que vivieron esa conquista de la primera estrella. Así se borraba el subtítulo alcanzado en 1964. Son 3650 días los transcurridos desde esa noche del 20 de diciembre de 2006. A la memoria volvieron las imágenes de la celebración, de la resaca, de la alegría inmensa que produce un buen equipo.
Walter Moreno y ‘Pepe’ Portocarrero hicieron la pareja central, imparables; Breyner y Joe Louis Raguá, fijos en los laterales; Charles Castro y Lin Carlos Henry, en la primera línea; Bobadilla y MacNelly, en el armado, y arriba Blas y Trujillo. Y sentados, a la espera del turno, el resto de la banda comandada por Jorge Luis Pinto. El panameño volvió a escuchar el grito de ‘goleador, goleador, goleador’, y el 10 se sintió a sus anchas, en lo que sabe.
El Deportes Tolima no fue menos, tanto que ganó el partido, porque los Briceño vinieron a jugar, y Jorge Luis Bernal dio esa orden. Había la oportunidad del desquite y se dio, así la copa permanezca en casa motilona.
Esa noche hubo fútbol, reencuentro, luces y lágrimas. Buen ejemplo para quienes quieren devolverle la sonrisa a la afición y la emoción a la ciudad. Ahí están las imágenes del estadio lleno de niños, jóvenes y adultos. Hombres y mujeres se juntaron de nuevo para decir presente y para reclamar por el once que alguien se apoderó y quiere llevarse a la fuerza.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Foto: www.contraluzcucuta.co
