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CHARLAS CON… Hirohito, el emperador de la ‘paz y armonía’

Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945. La Alemania de Hitler estaba fuera de combate, entonces ¿quién quedaba? Japón. Los estadounidenses llevaban varios años en la creación de la bomba atómica. Cuando consiguieron hacerla realidad los planes de usarla no cambiaron, tan solo varió el objetivo.

En vez de Alemania, el destinatario fue Japón. El 6 de agosto de 1945, se lanzó la primera de las dos bombas atómicas. El bombardero Enola Gay arrojó sobre Hiroshima la mortífera carga, que mató de un plumazo a 70.000 personas e hirió de gravedad a otras 70.000. A pesar de este duro golpe, Japón no se rindió, y el presidente Truman prosiguió con su mortal ofensiva. El 9 de agosto, tuvo lugar el lanzamiento de la segunda bomba, esta vez, sobre Nagasaki. En este ataque fallecieron 80.000 personas.

El 15 de agosto, antes de que la aviación prosiguiera con los lanzamientos, el emperador japonés Hirohito anunció públicamente la rendición. La capitulación oficial se firmó el 2 de septiembre de 1945 en el interior de un acorazado estadounidense.

Seis años y un día después, el conflicto mundial más dañino hasta el momento puso punto y final.

¿Nombre póstumo?

Showa Tenno, que significa «Paz y armonía».

¿Título honorífico?

Emperador del Japón

¿Lugar de nacimiento?

Tokyo, 29 de abril de 1901.

¿Padre?

Primogénito del emperador Yoshihito, al cual sucedí en 1926.

¿Formación académica?

Recibí educación nacionalista y tradicional bajo la tutela de los militares. Completé la formación con un viaje sin precedentes a Europa occidental. Eso me causó gran impresión.

Su gestión comenzó antes de ser coronado ¿por qué?

Al regresar de aquel viaje asumí la regencia en nombre de mi padre, aquejado de una enfermedad mental (1921).

¿En qué momento asumió?

Muerto mi padre Yoshihito, fui coronado, en 1926.

¿Tuvo problemas para comenzar a gobernar?

Sí, claro. Tuve que hacer frente al ascenso del poder de los militares, que desde 1927-31 impulsaron la penetración japonesa en Manchuria.

Y por ahí se habla de conspiraciones…

Claro, mientras, promovían en el interior conspiraciones tendientes a sustituir los gobiernos de partido por una dictadura militar bajo la cobertura del emperador.

¿Cuál era su inclinación?

A comportarme como un monarca constitucional al estilo europeo. Luché mientras pude contra esas tendencias

¿Cómo hizo para meter en cintura a los rebeldes?

Castigué a los culpables, especialmente con ocasión de la insurrección militar de 1936.

¿Le miedo perder el trono?

Sí, infortunadamente. Atenazado por ese temor acabé por admitir la política imperialista que impusieron los militares desde que estalló la guerra con China (1937).

¿Hubo otros errores estratégicos?

Dígame. Por ejemplo, el alineamiento con la Alemania nazi y el ataque a Estados Unidos, que hicieron entrar a Japón en la Segunda Guerra Mundial (1941).

¿Qué hacía mientras Estados Unidos atacaba a su pueblo?

Durante toda la contienda permanecí en el palacio, en Tokyo, sufriendo los bombardeos para compartir la suerte con los súbditos.

¿Cómo fue la rendición japonesa?

Después de que los americanos lanzaran las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, era inevitable la rendición en 1945 y la anuncié por radio a los japoneses.

¿Lo salvó MacArthur?

Por su puesto. Contra todo pronóstico, los aliados aceptaron el criterio de MacArthur de mantenerme como garantía de estabilidad y de reconstrucción del Japón vencido.

¿Qué pasó de ahí en adelante?

Se abrió así una época de grandes reformas. Inició con la declaración pública de mi carácter humano, que acababa con la ficción de la monarquía sagrada tradicional (1946).

¿A partir de entonces se quedó sin poder político?

Durante la ocupación norteamericana, la democratización del Japón me obligó a hacer un gran esfuerzo personal. Asumí un papel meramente simbólico, sin influencia política efectiva, y salí de la corte para conocer directamente la realidad del país.

¿Cómo fue la adaptación a la nueva situación?

Difícil. Presidí el proceso de occidentalización y de crecimiento económico espectacular.

¿Y en los personal?

Me refugié en el estudio de la biología marina, y llegué a ser especialista.

Por ahí le quedan algunos buenos recuerdos…

Sí, vea usted. Fui el primer emperador japonés que viajé al extranjero. Visité Europa y Estados Unidos, en los 70.

¿Quién lo sucedió en el trono?

Morí el 7 de enero de 1989. Mi hijo Akihito.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

Texto adaptado dewww.biografiasyvidas.com/biografia/h/hirohito.htm

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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Un comentario

  1. Pedro León Jáuregui Ávila

    Muy buena historia.

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