VILLA DEL ROSARIO – Norte de Santander.- ¿Qué pensaría doña Manuela Antonia de Omaña y Rodríguez, madre del general Francisco de Paula Santander, si en una de las salas de la casa apareciera de repente un hombre desnudo, con las piernas abiertas y con las partes nobles al viento? Quizás el escándalo hubiera sido mayúsculo y condenable por la sociedad de entonces.
No ocurrió en esa época, sino hace pocos días. En el ahora inmueble declarado patrimonio nacional la artista plástica Silvia Celis Uribe, recién graduada en la Universidad de Los Andes, exhibe su obra ‘Capital artificioso’, compuesta por siete cuadros de figuras masculinas, sin ropa, y femeninas, ligeras de prendas, en gran tamaño.
No podía faltar el protocolo con presentación y explicación del trabajo. Pocas palabras para decir que “el desnudo es el eje central de este proyecto”, a manera de advertencia para evitar el asombro al enfrentarse a la crudeza de las pinturas.
Al abrirse las puertas del pequeño salón, el sujeto, pegado en la pared de enfrente, deja ver, sin pudor, su cuerpo de adulto “sinónimo de sensualidad y sexualidad” para mostrar el “límite indescifrable entre lo más alto de la sublimidad de la naturaleza y la pornografía”.
El maestro José Ignacio Cáceres, ‘Nacho’, dijo que es una obra con contenido e investigación, que parte del manierismo, corriente artística del siglo 16, en la que se deformaba la anatomía humana.
Los comentarios se confunden con los acordes del saxofón que anima el recorrido hacia la mujer que en la mirada expresa sorpresa por el relampagueo de la cámara. “La artista parte de fotografías a modelos para generar ese manierismo. Agarra partes segmentadas de la fotografías y las superpone de tal manera que en esa especie de collage anatómico no se notan las deformidades armónicas que el artificio pictórico crea”, dijo ‘Nacho’.
Los contertulios son atendidos con un canelazo. Intercambian opiniones y caminan en sentido contrario a las manecillas del reloj para encontrarse con la mujer que ha fajado el vientre y deja libres los pechos. “Lo que vemos en la obra es que a partir de los elementos de la pornografía toca el estudio de la anatomía humana y la representación del cuerpo como unidad universal y como la máxima creación de Dios para reflejarlo entre nosotros”, opinó ‘Nacho’.
Familiares, artistas y amigos hacen parte del selecto grupo invitado a la apertura de la exposición. Los expertos hablan con propiedad, los demás tomaron con la debida seriedad el tema abordado. “Es una muestra que tiene que venir a ver todo el mundo. (Silvia Carolina es un) nuevo valor de la plástica y de la pintura cucuteña. Es para mostrar”, comentó el maestro José Ignacio Cáceres.
Conseguir los modelos fue una tarea dispendiosa para la artista, en especial para lograr el cuadro de los tres hombres desnudos. Las fotos las tomó en sesiones individuales y luego llegó la conformación de la pintura. “En ningún momento se puede confundir el trabajo artístico con la pornografía. La pintura tiene un valor dentro de la ética y lo estético que no da campo ni margen para la pornografía”, reflexionó ‘Nacho’.
Traer el manierismo a esta época para reflejar en el rostro de la mujer esa tristeza que dan la soledad y el abandono le valió a la autora que la tesis de grado la calificaran con el anhelado adjetivo ‘meritoria’. ¿La desnudez, especialmente la del hombre, puede resultar escandalosa? “En absoluto. Por medio de la academia el cuerpo humano ha sido resaltado en la estética. Incluso, en algún momento se ven clases de anatomía en anfiteatros y se trabaja con modelos masculinos y femeninos para aprenderse las proporciones y la simetría de la anatomía humana”, respondió ‘Nacho’.
La quinta de las mujeres oculta en sus manos el paso del tiempo. No quiere compartir con los demás el daño ocasionado por los años. “Cuando se ve un cuerpo humano plasmado en la pintura y se ven todos los colores, toda la gama cromática que genera ese tipo de movimiento, se puede sentir en los cuadros el desparpajo que hay en la sociedad de consumo que no quiere ver mujeres que tengan arrugas”, anotó ‘Nacho’.
En la obra “pretendo evidenciar la grácil representación clásica que suele ser descrita como bella a pesar de las deformidades, como gigantismo, las marcadas y artificiosas poses manieristas y el carácter andrógino de los personajes junto con un acercamiento a la pornografía masculina”, dijo Silvia Celis Uribe.
Esta explicación, quizás, no satisfaga a doña Manuela Antonia de Omaña y Rodríguez, pero es la verdad con la que la artista defiende la obra que permanecerá colgada un mes en las paredes de la casa de la madre del general Santander.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Fotos: MARCO SÚA