CÚCUTA.- El proyecto ‘Reparar y sanar para continuar’ reunió a medio centenar de integrantes de asociaciones de víctimas. Al finalizar Del trabajo se cumplieron dos objetivos:
1.- Brindar atención, por medio de los sobrevivientes del conflicto, en terreno
2.- Fomentar la relación academia-institucionalidad.
El proyecto se ejecutó durante un mes. Estuvo enfocado en acompañar el camino de perdón y reconciliación iniciado por los participantes, con el fin de aportar a la construcción de la paz.
En los barrios Antonia Santos y Toledo Plata de Cúcuta, el Centro de Inspiración para la Paz (CIP) y estudiantes de psicología de la Universidad Simón Bolívar desarrollaron talleres orientados a construir memoria histórica, con víctimas del conflicto armado.
“Compartieron sus historias y como resultado de las intervenciones se elaboró un diseño museográfico”, dijo Lida Blanco, docente universitaria. En ese espacio se exponen los productos relacionados con temáticas como el cuerpo y sus emociones, la visualización del futuro y los objetos que los aferran al pasado.
Marilyn Rueda Ortiz, estudiante de psicología de la Universidad Simón Bolívar, aseguró que fortaleció el aprendizaje sobre el conflicto armado en la región, “por medio de las historias que recopilamos. También incentivamos a las comunidades a utilizar técnicas que le permitan olvidar, sanamente”.
VÍCTIMAS EMPRENDEDORAS
Luciana Bonet, de 53 años, es una de las 25 víctimas que empezaron el curso para aprender a dibujar, cortar y rellenar muñecos en fibra textil. La instructora del Sena, Tina Rolón, está a cargo de la acividad.
Deben asistir a los dos cursos de 100 horas continuas para obtener conocimiento en la confección de superhéroes y muñecas de trapo, y para acceder al curso de emprendimiento, a través del cual pueden formular proyectos productivos”.
“La idea es que los muñecos queden sin brumos, más firme, tengan mejor presentación al público. Estos se rellenan con algodón siliconado y tienen una mejor consistencia” explico la profesora.
Luciana ratifica este argumento y señala que hizo los primeros muñecos para los nietos. “Es una experiencia muy buena, uno aprende mucho y si Dios lo permite podemos emprender un negocito. Con amor y paciencia se aprende, sin importar la edad”, afirmó.
El Sena mantiene cursos permanentes en le CRAV de Cúcuta, especialmente para las mujeres que han padecido hechos victimizantes.