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Los habitantes de las fronteras serán, algún día, los más auténticos exponentes del progreso y la paz mundial.

NOTAS AL MARGEN. Las fronteras giran hacia una visión planetaria

1.- En las áreas o zonas de frontera se vive una etapa  de situaciones insospechadas y con reacciones contrarias a toda lógica, porque quienes dominan los poderes no tienen en cuenta la importancia y la trascendencia de lo que significan  los deberes y los derechos que les son conferidos a los ciudadanos de  una nación, así como a los vecinos y visitantes. Y esta actitud, o conducta, demuestra,  sin equívocos, que en lugar de avanzar y afianzar desarrollos que permitan el progreso y las interrelaciones prosperas y estimulantes lo que se está haciendo -al  incurrir  y dar vigencia  a un obrar inconsulto,  inconsecuente y absurdo –  que demuestra clara y rotundamente que  lo que viven muchas fronteras, entre ellas la que se conjuga entre Colombia y Venezuela, no solo es  por las disposiciones oficiales internas referidas a la inmigración y el control para los que no son nacionales, sino por las medidas que afectan la complementariedad de las operaciones comerciales y de interrelación –  que se pueden cumplir y se han propuesto –  generando actitudes opuestas  a lo que debe ser la confraternidad fronteriza  y la secuencia  del proceso histórico que nos dio origen, porque se da  paso a  una conducta no integracionista que contradice lo más elemental para que haya los entendimientos y acuerdos que velen por el futuro de las relaciones interfronterizas y de todas las internacionales que surgen como consecuencia.  

Y ese obrar – unilateral, sorpresivo y desalentador-  afecta seria y bruscamente la  presencia y vivencia  de los pobladores de estas fajas territoriales, porque no se les tiene en cuenta al no  proyectar, habilitar  y validar sus opciones y posibilidades en desarrollos compartidos o conjuntos.

2.- Lo más grave y delicado de este obrar –  saliéndose del marco de lo normal para hacer uso de lo excepcional – es el extravío  y hasta olvido de las políticas de fondo y largo alcance, porque en lugar de conjugar esfuerzos y coparticipaciones  que auxilien y hagan de mayor importancia las gestiones y las tareas por cumplir, a lo que se da paso  es a la omisión de la unión y al no entender que los planes, programas y proyectos de más calado y porvenir son aquellos que registran y demuestran la cohesión y la firmeza de las bases, así  como la testimonial referencia de las favorabilidades y ventajas que brinda una labor o proyecto que sume y permite mayores y mejores resultados.

Todo esto tiene origen por el exagerado e inútil centralismo y por la ausencia de una coordinación  interinstitucional oficial  o gubernamental y privada que valore y comprenda que los límites territoriales entre las naciones son las áreas o las zonas donde el sentido de pertenencia, consideración y trato no solo es más sensible y el de mayor complementación y  apoyo, sino el que puede estimular e incentivar las acciones de mayor vitalidad y trascendencia  regional, nacional e internacional.

3.- ¡Cuánto no  ganaría y  favorecería  el mundo entero con la unión entre los pueblos! Y, si en lugar de las  acciones aisladas y unilaterales, con intenciones  dominadoras, se estudiara, evaluara y tuviera en cuenta la importancia de ser habitantes de un planeta – y, en este caso, el de la Tierra – para otorgar mayor vigencia y generalidad  a los  deberes y los derechos que deben predominar  para todos, eliminando las oprobiosas  e insensatas luchas contra los migrantes y los fronterizos que han sido y son quienes con sus desplazamientos, aportes y trasformaciones han dado origen a lo que hoy es étnica, social, económica y  políticamente este, nuestro planeta.

Y, a propósito, estudiar más y mejor nuestra situación planetaria, porque lo que acontece con lo climático y la producción de alimentos, en el orbe, obliga a urgentes y más importantes reflexiones que las suscitadas por  los billetes de 100 bolívares y la venta de gasolina. Los  habitantes de las fronteras serán, algún día, los más auténticos exponentes del progreso y la paz mundial, porque su accionar, ante  la presión de la realidad y de los hechos, conducirá a las naciones a una concepción planetaria más humanitaria.   Por eso, la gente de frontera debe obrar con honestidad, inteligencia, unidos integralmente y sin arrebatos, en procura de una mayor atención para lo suyo, mediante  una productiva  descentralización administrativa y una  eficaz  funcionalidad  operativa, creadora de empleos, servicios e interrelación, con los sitios y lugares del mundo. ¿Cómo es posible que a esta altura – en y para las relaciones colombo-venezolanas -no existan comisiones especiales para los entendimientos que se requieren  y  que pasen los años y los gobiernos sin que se encausen y aprovechen las opciones que son factibles y pueden concretarse?  ¿Es lógico, tamaño vacío?

JOSE NEIRA REY

jneirarey@hotmail.com

Foto: http://operations.blogs.ie.edu

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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