CÚCUTA.- El decreto que impone multas y sanciones a vendedores y compradores de combustible ilegal en Cúcuta y el Área Metropolitana ha inducido a la desaparición de los expendios de gasolina en autopistas y calles. Ahora, los trabajadores esconden las pimpinas en árboles y garajes para que la policía no los descubra en el oficio.
“Cualquier vendedor que sea sorprendido comercializando gasolina de manera ilegal se le abrirá un proceso de judicialización”, advirtió Martín Martínez, Secretario de Hacienda del Departamento.
El cierre de la frontera, en agosto de 2015, provocó un mayor desempleo en la capital de Norte de Santander. La venta ambulante de combustible era una de las ocupaciones más frecuentada por hombres y mujeres y les permitía obtener recursos para el sustento familiar. A pesar del levantamiento de barricadas en los puentes internacionales para impedir el paso peatonal y vehicular, los pimpineros mantuvieron el contrabando por trochas que conducen a San Antonio del Táchira (Venezuela).
Después de anunciarse que ese trabajo tendría multas y sanciones han comenzado a vender a escondidas. Utilizan los árboles como resguardo para los recipientes. Esa es la nueva forma de trabajar, por miedo a ser capturados por la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), que decomisa la gasolina ilegal.
Entre julio y agosto, cinco vendedores fueron detenidos por comercializar gasolina en el patio de las casas. Estos infractores son socios de la Cooperativa Multiactiva de Norte, que pagó los abogados para atender los casos, dijo Yaskara García, secretaria de Coomulpinort.
La labor ejercida por años, hoy puede costarles la vivienda a los expendedores de combustible ilegal. “Las multas a los pimpineros son medidas que ha tomado el municipio para acabar el contrabando y motivarlos a empezar a trabajar de manera legal”, indicó Martín Martínez.
Entre las consecuencias que ha generado el contrabando destacan:
1.- Problemas económicos y sociales
2.- Ha detenido la venta formal en las estaciones
3.- Ha comprometido los erarios local y regional
4.- Ha expuesto la vida de los trabajadores.
“El contrabando pasa primero por las manos del Gobierno. La policía cobra de manera informal un impuesto a algunos vendedores a cambio de no decomisarles el trabajo”, dijo Luis Bayona, expendedor de combustible ilegal.
El Gobierno se ha comprometido, en los últimos años, a gestionar un programa de Reconversión Sociolaboral para apoyar a las comunidades vulnerables. Se busca formar como técnicos a los pimpineros con ayuda del Sena, Fundescat (que lideró el estudio de aprobación), Infinorte (que administró los recursos) y Coomulpinort (que autorizó el capital).
A principios de agosto, se presentó un nuevo proyecto en Impulsa Colombia, respaldado por la Cámara de Comercio, Alcaldía de Cúcuta y Ecopetrol. Consiste en brindar ayuda a más de 100 pimpineros para la creación de microempresas. En esta ocasión no tendrán acceso a dinero por parte del Gobierno, como en años anteriores que les brindaban $ 2,0 millones de capital semilla. El requisito es que los vendedores deben estar relacionados en el censo que adelantó la Cámara de Comercio en el 2009.
El facilismo y el conformismo han llevado a estos hombres y mujeres a ganarse un salario mínimo y a tener un pensamiento pobre que no los deja avanzar hacia el progreso formal. Después de las multas y las sanciones implantadas, el 20 por ciento de la población ha acogido las oportunidades que el Gobierno les ha brindado para dejar el trabajo ilegal y empezar a formarse como futuros microempresarios y emprendedores.
ANGIE ARROYO – ASTRID CONTRERAS – CAROL BARRIOS
Estudiantes de Comunicación Social
Universidad de Pamplona
Campus de Villa del Rosario
Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co