El recuerdo y la celebración de los 100 años de don Enrique Santos Castillo constituyen para quienes conocimos de su labor y preocupación por Colombia, desde la dirección del periódico El Tiempo, un motivo de obligada referencia, porque su labor fue de un interés constante por la información y la verdad, mediante la mayor ilustración posible, sin utilizar exageraciones o conjeturas que no tuvieran el sello de la seriedad y la responsabilidad.
No olvido que cuando acudía a su oficina para entregarle mi columna ‘Aquí, la Frontera’, que por su solicitud y satisfacción para mí empecé a escribir en el diario capitalino, me preguntaba por la situación de Cúcuta, los prospectos fronterizos en procura de una mayor integración y las gestiones y alcances de la bilateralidad en las relaciones entre Colombia y Venezuela. Y fue tanto su interés que en más de una oportunidad el periódico se desplazó hasta la capital nortesantandereana para efectuar el foro de El Tiempo y destacar cuanto acontecía o se proyectaba por los años 80 y comienzos de los 90, de la pasada centuria.
La columna ‘Aquí, la Frontera’, que escribía por aquel entonces y que mantuve hasta mi traslado a Helsinki para atender las funciones consulares en Finlandia, constituyó para mí la oportunidad de tratar y conocer a un gran hombre y a un extraordinario periodista, que vivía en permanente atención y gestión sobre lo básico y más importante, pero obrando sin alardes y de manera sencilla y directa sobre lo que se estimaba de mayor referencia.
Sí, Enrique Santos Castillo, fue en su vigencia y desarrollos el más grande auxiliar para que las fronteras –las regiones más marginales y abandonadas de Colombia y que representan el 53 del ciento por ciento de la faja territorial nacional –tuvieran alguna voz o expresión. Y lo anoto con sinceridad y enorme honor para mí, porque cuando fui ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo –Venezolana – Capítulo de Colombia en Bogotá y Secretario de Fronteras de la Presidencia de la República, fue atento, servicial y cooperador insigne en temas y circunstancias que interesaban a Colombia y Venezuela, porque valoraba, comprendía y vivía la importancia de entendimientos y vivencias de la integración entre las dos naciones.
Al recordarlo y destacar la connotación de su gestión, así como su aporte a las áreas nacionales que requieren de la mayor consideración y seguimiento, para irrumpir y con acierto en ese desarrollo y progreso que los colombianos deseamos para todos los lugares y confines de nuestra patria, agradecer su ayuda y asistencia a las fronteras. Y, porque ese apoyo, respaldo y cooperación deben proseguir, dado que los hechos y situaciones en estas áreas de colindancia internacional, especialmente en las concernientes a Colombia y Venezuela – y, a Cúcuta y al área central, en particular –son muchos y de importancia. Y hay temas, factores y circunstancias que ameritan y exigen la mayor consideración y mejor trato, dado el historial y la trascendencia de lo que significa y representa el proceso de integración, para las dos naciones.
JOSÉ NEIRA REY