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El Cúcuta no encuentra salida para la crisis deportiva. Ni un domingo de resurrección, como lo hubiera podido ser el de ayer frente al rival geográfico, nos alcanza para salvar lo poco que llevamos de semestre.
No tan solo se pierde contra Bucaramanga, que venía con racha negativa, no ganaba hacía 10 partidos como locales, sino que da lástima no aprovechar los momentos y las oportunidades. El Cúcuta, por más que lo intentó por el medio campo, solo logró generar huecos y errores en defensa.
Camino al purgatorio, la derrota de ayer nos deja a tan solo tres puntos del descenso. ¿Increíble, no? El bajón deportivo no es factor de las últimas cinco fechas, el equipo desde que regresó al torneo de la Primera A ha demostrado poco nivel físico de los jugadores. Las lesiones, el desgaste y los cambios abruptos de esquemas han provocado el descenso notorio.
Para resucitar el alma de este plantel se necesita un milagro de esos a los que el fútbol nos tiene acostumbrados, pero no suceden sin los cambios necesarios.
Quizás Garabello no era lo que necesitábamos, no exigió mucho, no pidió nómina, no le habla a la hinchada y ahora tiene los huevos tan grandes de decir a los medios locales que no lo contrataron para quedar campeón… que lo contrataron para no descender.
Y ahora les exigen a los hinchas, a esos mismos que revienta la popular y que planean cada fecha de locales un recibimiento o un repertorio de cánticos para subir la motivación del equipo, que no sean los típicos aficionados de resultados… Como si Cadena nos hubiera regalado en estos años de presidencia un título para sentirnos orgullosos de las desdichas.
José Augusto, ya no más, ¿el mismo cuento de hace un par de años? ¿Dónde están los refuerzos? ¿Dónde está el sicólogo deportivo? ¿Dónde están los directores deportivos? Porque lo que tenemos como equipo no nos alcanza ni para salvar la dignidad.
RUBÉN CAFÚ AGUDELO
